Cambiar la vida de un ser humano en formación, ese que es más vulnerable que otros, y que irremediablemente va camino al abismo es una satisfacción que llena el alma. De esa labor s abe muy bien Marilú Cossío de Gonzales Posada, fundadora y presidenta del Instituto Mundo Libre desde hace 38 años.
“Le da un sentido a tu vida y te da una profunda alegría porque uno es una persona pequeña y poder ayudar a cambiar la vida de alguien que va rumbo a su autodestrucción t e da alegría y paz”, nos dice una gran mujer que tiene como bandera la generosidad y el trabajo sin esperar nada a cambio.
¿Si nos propusiéramos cada uno de nosotros cambiar la vida de una sola persona otro sería el mundo?
Lo que yo encuentro que aquí en el Perú falta un poco de solidaridad, hay mucha indiferencia, vemos a las personas que necesitan ayuda, sabemos que existen, pero no nos tomamos la molestia de realmente hacer algo por darles la mano, no hay mucha conciencia social.
Hace 38 años que tomó la decisión de ser solidaria y fundó Mundo Libre, ¿cuál fue la razón?
Una muchas veces puede pasar por la vida y mirar muchas cosas y seguir caminando. Puedes ver extrema pobreza, niños en la calle en total abandono con padres y familias desestructuradas y seguir caminando, o también que te toque el alma y te duela el corazón cuando lo ves, eso me pasó a mí.
Dar siempre será mejor que recibir...
Fui consciente de lo afortunado que uno es que tuvo padres amorosos, una buena educación y que nunca faltara un pan en la mesa. Yo tenía a mis hijos que eran chiquititos y todos estaban tan bien y no soportaba la idea de ver a un niño o niña en la calle y cómo no hacer para que esa niña tuviera lo mismo que yo que Dios me dio tanto.
Allí es donde nace el instituto.
Así es, ese espíritu fue que el que me motivó a crearlo para poder ayudar de una forma un poco más sostenida a niños, niñas, jóvenes en estado de peligro, pero tristemente la pandemia nos golpeó como a todos y poder sostener todos nuestros servicios que son gratis se hizo imposible, yo tenía 39 personas a los que pagaba sueldos, por ejemplo. Y se tuvieron que ir.
¿Y ahora cómo se está financiando Mundo Libre?
Te voy a decir la verdad, he agotado todos mis recursos, de amigos, amigas, de compañías, de familiares, todos los recursos los he terminado. El 31 de marzo pasado, con un dolor que solamente lo sentí cuando fallecieron mis padres, tuve que devolver a los niños de una de las casas a sus familias, que además son muy desestructuradas; no estaban listos para irse pero no me quedó más remedio.
La ayuda debe llegar, no se puede detener una obra tan imprescindible.
Cuando mi esposo me dice: ‘me da miedo ir contigo a las comidas porque estás viendo quién está a ver qué le pides. Yo le contesto: el día que veas que yo pido algo para mí, avergüénzate, cuando pido algo para quien no tiene nada, no debes avergonzarte.
Es el turno de la solidaridad, de comunicarse con el Instituto Mundo Libre para que pueda seguir ayudando a niños y niñas.
No es fácil conseguir que la gente done, pero es que tampoco pretendo que me den miles, cada persona que tuviera conciencia lo puede hacer de acuerdo a sus posibilidades. Rescatando a un niño en peligro salvas una vida, y por otro lado, evitas que ese niño sea el día mañana no por malo, sino por necesidad, un agresor social.
Marilú de Gonzales Posada
Presidenta de Mundo Libre. Ha seguido estudios de Psicología, Historia, Literatura, Antropología e Historia del Arte. Es especialista en acupuntura para la desintoxicación del alcohol y drogas.