“Días felices”, una adaptación de “Los días felices” de Samuel Beckett y dirigida por Alberto Ísola, marca el retorno de Norma Martínez a la presencialidad teatral y aunque afirma sentirse emocionada, se niega a los análisis concluyentes sobre la coyuntura pandémica que atravesamos. “Aunque intentemos tener perspectiva no podemos tenerla todavía, porque seguimos dentro del ojo de ese huracán que no termina de pasar y que no sabemos cuánto va a durar”, argumenta la experimentada y reconocida actriz.
Vamos camino a un retorno progresivo a la presencialidad, ¿qué sensaciones te genera?
En realidad es una mezcla de sensaciones. Por un lado, hay mucha emoción de regresar al teatro, pero es una emoción que se comparte mucho con el público. No solo me emociona pararme en el escenario para hacer lo que mejor sé hacer de nuevo, también es la posibilidad que el público se acerque a las salas de nuevo. Pero también se mezcla un poco con la inquietud, porque ha sido sorprendente que se autorice primero ir a un casino antes que a un teatro y, por eso, tengo algunos sentimientos contradictorios. Aunque el sentimiento principal tiene que ver con una alegría y una emoción gigante de poder estar de nuevo cerca al público para hacer esa obra en particular: “Días felices”.
Que es una obra tan oportuna para esta coyuntura de la que no terminamos de salir, porque es una hermosa lección de supervivencia para nuestros pandémicos tiempos.
Yo no sé si vamos a salir del todo. Yo creo que simplemente ya estamos entrando en una nueva era, a muchos niveles como humanidad. Creo que cuando estas cosas suceden, los clásicos son los mejores amigos para ayudarnos a entender ciertas cosas. Esta obra, que es un clásico del teatro contemporáneo, nos puede ayudar a tener una mirada en la que podemos reflejarnos.
Ya era difícil llevar gente al teatro, con esta nueva nueva normalidad impuesta por la pandemia, ¿el reto es el doble?
¡Por supuesto! Ahora puede ser más difícil, pero creo que también hay que considerar que los actores y muchas personas vinculadas al teatro ganamos la taquilla. Ahora estamos echando mano de todo el amor que tenemos por hacer lo que amamos hacer, pero en esencia es un acto de amor, porque en términos económicos... (no hay rentabilidad). Imagínate una sala que tiene capacidad para 200 personas y que solo puedan entrar 45 o 50, no hace falta ser muy perspicaz para entender que a todo nivel estamos o seguimos afectados. Hay mucha gente que se ha visto afectada por la pandemia y que no ha sido muy bien entendida.
¿Ahora más que nunca sigue siendo quijotesco apostar por la cultura?
Yo creo que en tiempos de crisis es cuando uno reconoce el valor de la cultura. Lo que hace la cultura es distanciarte de lo concreto, de lo precario, de la rutina diaria y te abre un mundo de posibilidades y de fantasías. La cultura y el arte es un puente entre ser un mero mortal y ser inmortal, y esa parte espiritual que también somos pero que a veces olvidamos por estar pegados al día a día, a lo cotidiano y nuestros problemas, etc.
¿La transmisión por streaming llegó para quedarse acompañando las obras teatrales?
No sé si tengo respuesta para eso. Creo que definitivamente se ha abierto ahí una posibilidad artística al que no le habíamos visto el potencial que tenía -porque ya estaba-, y sí creo que esta virtualidad es el comienzo de una nueva forma artística del espectáculo en vivo. Pero claro, sentir respirar a una bailarín, a un cantante, a un actor y compartir ese mismo espacio, esa energía, creo que es fundamental. No creo que una cosa reemplace a la otra, ni es símil de otra, me parece que es un nuevo camino la virtualidad, es una nueva experiencia que puede convivir junto a la experiencia presencial e independiente también, pero no va a sustituir la experiencia presencial.
¿Hasta cuándo va “Días felices” en el Teatro Británico?
La temporada va hasta el último domingo de este mes. Se han agregado funciones todos los viernes, y los sábados hacemos funciones virtuales en directo.
Norma Martínez
Es una actriz, directora de teatro y presentadora de televisión peruana. Su primera participación en la televisión peruana fue en la recordada telenovela “Obsesión”.