En esta sección agrupamos a los poetas en cuya producción siempre está presente el universo natal, la querencia, el mundo de los primeros años de la vida, las raíces ancestrales y telúricas, la evocación de la casa familiar. Entonces, es posible ofrecer el siguiente panorama de creadores poéticos nativistas liberteños:
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CÉSAR VALLEJO
De manera específica, la sección “Nostalgias imperiales” del primer libro de nuestro supremo poeta es una declaración o exposición lírica del universo nativo, no solo local o regional, sino nacional. Así lo sugieren las secciones “Nostalgias imperiales”, que incluye poemas de título muy explícito como “Huaco”, “Mayo”, “Aldeana”; asimismo, la sección “Canciones de hogar” remite directamente al universo familiar, con creaciones poéticas harto sugerentes como “Encaje de fiebre”, “Los pasos lejanos”, “A mi hermano Miguel” y varios más.
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VALORACIÓN DE LA CULTURA LOCAL
La misma tendencia de apego a la tierra natal y ancestral observamos en varios poetas afincados en Trujillo, como el evocador y nostálgico Francisco Xandóval, autor de “Canciones de Maya” (1941), “Retornos” (1972) y la antología “Nací en Ascope, mi pueblo” (2000), publicada por su discípulo, el poeta y prosista Teodoro Rivero-Ayllón, extraordinario y singular promotor y difusor de la literatura del Grupo “Norte” y paisano del poeta.
Asimismo, el inspirado creador Antonio Munárriz Boluarte, natural de Apurímac, pero radicado en Trujillo, plasmó su inspiración poética en el evocativo “Auras de sierra” (1960).
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TRASCENDENCIA POÉTICA DE CHAN CHAN
A la riqueza y grandeza milenaria de Chan Chan le han cantado también importantes poetas foráneos afincados en Trujillo, como José Eulogio Garrido (Huancabamba, Piura), quien se dio a conocer con el magnífico y solitario libro de prosas “Carbunclos”, al que posteriormente sumó un poemario de inspiración milenaria sobre el reino Chimú: “Visiones de Chan Chan”, que se publicó con excelente prólogo de Horacio Alva Herrera. El tema respectivo se ha enriquecido con las creaciones poéticas del cajamarquino Julio Garrido Malaver y el salpino Claudio Saya (Seud. de Claudio Edmundo Espejo Lizárraga).
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POETAS SANTIAGUINOS
Otros importantes poetas santiaguinos crean su obra artística partiendo de las experiencias telúricas locales. La relación es variada. A manera de ejemplo citamos a Gerardo de Gracia, autor de tres hermosos y frescos poemarios pletóricos de inspiración nativa e infantil: “La estación de los lirios” (1978), “El festín de las luciérnagas” (1987) y “Epifanía de la luz” (1992).
Otros poetas santiaguinos cuyas creaciones se inspiran en la tierra natal son, por ejemplo: Wéllington Castillo Sánchez, prolífico creador literario, quien en esta área ha publicado: “Perenne lumbre”, “Corola de bruma”, “Ombligo al aire” y “Huellas de agonía”; Melanio Delgado Siccha (Cachicadán), autor de intensa emoción social, pero parco en publicar, de quien conocemos el breve poemario “Ocho brotes del alma”. Y podemos considerar también la importante producción poética de Angel Gavidia, Danilo Sánchez Lihón y Camilo Gil.
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VATES PATACINOS
Notable poeta de inspiración telúrica y raigal es el tierno, fino y espiritual Luis Valle Goicochea, creador de los poemarios de inspiración aldeana andina: “Marianita Coronel”, “Las canciones Rinono y Papagil”, entre otros títulos.
Pero no es el único, pues en la poesía es también figura principal la poetisa Aída Vidal Arias, quien exalta no solo a su tierra natal, sino también a otros pueblos liberteños.
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GLADYS BENKO, LUIS GUERRERO, …
También incluimos la poesía de la sutil y nostálgica Gladys Benko Angulo (Cajamarca, radicada en USA), de padre yugoslavo y madre peruana, autora de dos hermosos poemas de títulos expresos y declarativos: “Cada página un recuerdo y un sentir” (1967) y especialmente “Arena” (1999), en la que la dimensión sentimental de la autora ha dotado de un efluvio de transparencia a la realidad inmediata en la arena marina, amiga y compañera de su soledad juvenil.
En realidad, la palabra con la que designa a su poemario ilustra claramente el doble nivel de significación: léxico y connotativo. De acuerdo al primero, “arena” significa aridez, esterilidad, desierto y abandono; de acuerdo a lo segundo, por debajo o más allá de la palabra inmediata, la arena sugiere: sensibilidad, ancestros, vida, despedida y adioses. En el tratamiento de este segundo nivel se explica el sentimiento de la poetisa: partida y retorno, alejamiento y aproximación, visión y corazón.
Asimismo, Luis Guerrero Díaz, en su hermoso poemario “Los árboles, el tiempo y el olvido” construye una poesía de amor, de adhesión a la tierra, de exploración de las raíces sanguíneas y ancestrales, plasmada en versos que otra vez recorren la comarca, de manera que el poemario reboza un sentimiento lírico y emotivo, antes que mensaje racionalista y de consigna. Poesía más humana y artística, hechura de un poeta que procura recuperar el mundo vivido y añorado a través de la magia y el poder de la poesía, no importa si lo recreado resulta real o mítico, porque después de todo, el recuerdo, la añoranza y la nostalgia son maneras irrebatibles de impedir los estragos del olvido.
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NO SON LOS ÚNICOS
Pero esta relación no es única ni completa; pues, por razones de espacio, solo consignamos, por ejemplo, los nombres de importantes creadores de sus respectivos universos nativos: Víctor Julio Ortecho (Machaytambo, Salpo), Milene Alfaro (Usquil), Carlos Prado Muñoz (Agallpampa), Carlos Paredes (Mache), Antonio Escobar (Guadalupe), cuya producción debe difundirse en escuelas y colegios.
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