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Tres adolescentes huérfanos conviven ocultos en un departamento que el bombardeo nazi no logró destruir en su intento por invadir Leningrado (hoy San Petersburgo, Rusia) en plena Segunda Guerra Mundial.

Allí, bajo ese resistente techo, soportando hambre, violencia y un inclemente frío, se conocen, sobreviven y se enamoran; pero sobre todo se prometen cumplir sus sueños después de la guerra.

Esta es la trama de "La Promesa", obra del dramaturgo ruso Alexei Arbuzov, que acaba de estrenarse en el Centro Cultural Ricardo Palma de Miraflores bajo la dirección del maestro Roberto Ángeles.

Protagonizada por los jóvenes Andrea Alvarado, Diego Salinas e Ítalo Maldonado, la puesta nos remonta a 1942, cuando se produce una fuerte nevada y los nazis cercan Leningrado.

“No entran alimentos, medicinas y nadie puede salir ni entrar. El triángulo amoroso empieza en medio de esa miseria, de esa violencia. Ellos son huérfanos, se juntan y sobreviven al invierno del 42. Luego se reencuentran para retomar su amistad, pero sobre todo para confirmar que están cumpliendo la promesa que se hicieron: luchar por sus sueños, ser profesionales, hacer algo por su país y ser feliz en el amor”, nos comenta Ángeles Tafur sobre el montaje que han realizado los exalumnos de su taller de actuación “con plata de sus bolsillos”.

“Acepté dirigirlos porque los tres son muy buenos actores y, como personas, muy empeñosas; son impecables”, señala orgulloso el director teatral, mientras ve de reojo las primeras entrevistas que les hacen a sus pupilos.

“Ellos tienen como sueño máximo ser actores y hacer sus obras de teatro, y están luchando para cumplir sus promesas profesionales; eso es un doble contenido que hay en esta producción”, remarca Ángeles quien recordó que su generación tenía el mismo ímpetu.

AMAR EN LA GUERRA

El respetado dramaturgo de 65 años también recordó que durante la época de terrorismo en nuestro país el amor nos ayudó a sobrevivir.

“Nosotros también vivimos una guerra horrible, muy triste, muy dolorosa, con mucha violencia, y quizá en ese contexto también hayan surgido amistades, vínculos amorosos que no se podían concretar porque tal vez las personas de las ciudades agredidas por Sendero (Luminoso) tenían que migrar. Las familias, los amigos y los enamorados, que sufrían hambre y violencia, se separaban. Como decía Julio Ramón Ribeyro: ‘En los acantilados, en medio de la tierra seca, surge la higuerilla, que es el amor’. Y sobrevivimos”, apunta Ángeles.

MAYOR INCENTIVO

Don Roberto además rememora la época de Velasco Alvarado con nostalgia, porque “curiosamente, el Estado tuvo la mayor iniciativa en el desarrollo de la cultura que yo haya visto jamás en nuestro país; años después, vivimos una terrible crisis y eso desapareció. Hoy tenemos un Ministerio de Cultura que lo fomenta. Eso yo lo saludo y lo felicito”.

Sin embargo, él cree que “sería muy bueno que vuelva la Ley del Mecenazgo, ya que con esta las asociaciones culturales podían pedir un auspicio, una ayuda económica a una empresa y el monto podía ser deducido de los impuestos de la empresa a lo largo del año”.

“Ello sería maravilloso para el arte en general. Espero que este Congreso, en vez de estar peleándose todos los días, retome esta ley”, concluye.