En un mundo donde la educación tradicional todavía prioriza la memorización y la repetición como herramientas principales de enseñanza, es urgente replantear cómo estamos preparando a las nuevas generaciones.
La primera infancia es una etapa crucial en el desarrollo de un niño, no solo es para aprender datos sino también para desarrollar habilidades creativas, sociales y emocionales que definan el éxito personal y profesional de la persona con el mundo. Es así que, métodos como el Reggio Emilia nos invitan a cambiar la educación tradicional, apostando por una educación que fomente la creatividad, la autonomía, la curiosidad y el protagonismo de los pequeños en su aprendizaje, una visión transformadora que merece mayor atención en las políticas educativas.
“Reggio Emilia” destaca por ser un enfoque educativo donde los niños exploran y aprenden a través de la experimentación, creatividad y colaboración en un ambiente diseñado para inspirar curiosidad. Las aulas parecen estudios de arte, con materiales variados y espacios abiertos, donde los niños eligen sus propios proyectos mientras los maestros actúan como guías, fomentando la expresión y el aprendizaje a través de proyectos prácticos. Por ejemplo, en una clase Reggio Emilia, varios niños exploran el agua a su manera: uno experimenta con flotación, otro pinta con acuarelas y un tercero mide el agua con jarras. Cada uno elige cómo aprender, mientras la maestra los guía y apoya en su descubrimiento” sostuvo Daniel Kasnick, Head de Early Learning School (ELS) del Colegio Altair y referente del enfoque Reggio Emilia en el Perú.
A continuación, Daniel Kasnick presenta los 5 pilares clave de esta metodología, reconocida a nivel global en países como Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Francia, y que está transformando la enseñanza infantil para las nuevas generaciones:
- Aprendizaje centrado en el niño: Es crucial en la primera infancia porque fomenta la autonomía, la toma de decisiones y la motivación intrínseca. Al permitir que los niños elijan lo que quieren aprender, se sienten más comprometidos y responsables de su propio proceso educativo, lo que favorece su desarrollo emocional y cognitivo.
- El ambiente como tercer maestro: El espacio tiene un papel fundamental en el aprendizaje. Las aulas están diseñadas cuidadosamente para ser espacios inspiradores, llenos de materiales naturales, colores suaves y áreas abiertas y mobiliarios accesibles que invitan a la exploración. El ambiente no solo organiza la experiencia del niño, sino que también estimula su imaginación, creatividad y comunicación.
- Docente colaborador, facilitador y guía: Con esta forma de entender al niño y su aprendizaje, los maestros no imponen conocimientos; sino que guían y facilitan el aprendizaje. De esta manera, a través de la observación, identifican los intereses de los niños y los ayudan a profundizar en sus descubrimientos.
- Documentación del proceso: Daniel Kasnick señala que registrar y reflexionar sobre el aprendizaje ayuda a los niños a desarrollar habilidades de metacognición, entendiendo cómo aprenden y qué han descubierto. También promueve la comunicación entre niños, maestros y familias, lo cual es vital para el apoyo continuo en el desarrollo integral del niño.
- Aprendizaje colaborativo: En Reggio Emilia, el aprendizaje en grupo es fundamental. Los niños trabajan juntos en proyectos, compartiendo ideas y resolviendo problemas colectivamente. Esto es importante en la primera infancia porque desarrolla habilidades sociales, empatía y comunicación, ayudándoles a aprender a escuchar, respetar otras opiniones y trabajar en equipo desde una edad temprana, sostuvo Kasnick.
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