Por Christian Lengua
La Comisión de Economía del Congreso de la República aprobó el último sábado, luego de sesionar 10 horas un nuevo dictamen sobre el proyecto de ley referido al régimen de la actividad agraria. Este lunes, el debate continuará y luego deberá revisarse en el Pleno.
Ricardo Márquez, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) señaló que este no solo es un tema agroindustrial, sino que como gremio lo ven como un tema de desarrollo. “Mucha gente no entiende que lo único que ha funcionado es el desarrollo sectorial. Por eso lo defendemos”.
Dicho esto, manifestó su preocupación por la agricultura familiar, porque el objetivo con esta ley que regula a las agroexportaciones es que de alguna manera beneficie también a la pequeña agricultura. “El grave problema es que a un agricultor familiar se le niegue la capacidad de crecer y eso no lo entiendo”, dijo refiriéndose a la posibilidad que se discutió inicialmente de aplicar la ley a quienes tienen una hectárea y media.
Para Márquez deben ser mínimo 10 hectáreas, porque si un campesino tiene una hectárea y media queda afectado al tener que pagar lo que dice esta ley. Opinó que lo que podría pasar con la microagricultura de subsistencia es que se quede toda la vida como subsistencia y nunca pueda crecer y exportar. Cabe señalar que los congresistas luego subieron el tope a 5 hectáreas.
En ese sentido, se refirió a la importancia de tener traders. Como lo que hace el Consorcio de Productores de Frutas (CPF) en Ica, que agarra a pequeños agricultores y los hace sembrar frutas. “Ese es un trader, y se necesitan para jalar a ese millón de hectáreas de la agricultura familiar. No hay una visión de desarrollo para acabar con esta microagricultura”.
Otro pedido que han hecho como gremio al Congreso es que se aplique el mecanismo de Obras por Impuestos, que haya un Senati agrario, y la devolución del IGV, mecanismos para convertir a la microagricultura en pequeña agricultura, y a la pequeña en mediana agricultura.
“Lo principal aquí es que se le pague bien al trabajador, que se les reconozca y que AGAP se abra más a pequeños agricultores. Eso es una crítica a mis colegas, a los que defiendo y defiendo el sistema, pero a la vez me doy cuenta de lo que no está funcionando. Eso es lo que he visto en cuanto a esta ley”, dijo Márquez.
EQUILIBRIO
Por su parte, Carlos Durand, presidente de Perucámaras, sostuvo que se ha tratado de modular algunas de las diferentes posturas que había en la Comisión de Economía, y las propuestas de los ministros que han estado desfilando por el Congreso.
“Lo que hemos visto en este dictamen es que tiene un equilibrio razonable entre las demandas de los trabajadores, que en su gran mayoría ya se encuentran en una situación de trabajo por encima de la remuneración mínima vital, y las empresas”, subrayó.
Por un lado, resaltó que se haya incorporado ese tema del incremento del salario denominado Bonificación Especial por Trabajo Agrario (BETA) del 20% de la RMV, con carácter no remunerativo. También manifestó que es importante que se mantengan, en principio, los incentivos tributarios, para ir ampliando la frontera agrícola agroexportadora.
Así como Perú se convirtió en el primer exportador de arándano por los incentivos, hay que buscar otros productos que podamos incentivar para que se conviertan en productos peruanos bandera y figuremos entre los primeros exportadores, exclamó Durand.
Asimismo, Perucámaras ha venido reclamando por una adecuada fiscalización de Sunafil con la que quizás no se hubieran dado los problemas que se han ido incubando y no se hubiera generado esta situación.
“Esperemos y confiemos que en el Pleno no se termine tergiversando este dictamen en el que se ha tratado de mantener cierto equilibrio. Esperemos que no vuelvan a aparecer propuestas populistas. Que se mantenga el criterio objetivo, técnico, reconociendo la dinámica particular de ese sector. Y a la par de un trabajo digno con una remuneración justa, se aseguren los incentivos para que se siga promoviendo la inversión en la actividad agrícola del país”, apuntó.
Durand también espera que con esta discusión se inicie un verdadero diálogo de lo que es la agricultura familiar y el resto de la agricultura del país, ese 80% que produce los alimentos que llegan a los mercados y a nuestras mesas.