La reserva arqueológica de las Líneas y Geoglifos de Nasca es la zona más afectada por la minería ilegal, señaló el Ministerio de Cultura (Mincul)
Explicó, en entrevista al Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), que a pesar de tener una norma especialmente para protegerla, las operaciones ilegales no respetan la fragilidad de los bienes arqueológicos prehispánico.
Además, refirió que el Reglamento de Intervenciones Arqueológicas del Mincul juega un papel importante en la gestión de la actividad minera, planificando cómo debe realizarse en áreas arqueológicas.
“Ahora, lo ilegal, que es aquello que está fuera de la ley, obviamente no repara en la fragilidad del bien arqueológico prehispánico. Es por esta razón que no se puede ‘regularizar’ acciones que hayan destruido el patrimonio cultural y para ello el área de Defensa del Mincul procede con las acciones sancionadoras”, afirmó MImcul.
Además, refirió que el Reglamento de Intervenciones Arqueológicas del Mincul juega un papel importante en la gestión de la actividad minera, planificando cómo debe llevarse a cabo en áreas arqueológicas.
Agregó que también ha promovido una serie de capacitaciones dirigidas a entidades como el Ministerio de Energía y Minas (Minem) y las Direcciones Regionales de Energía y Minas de los Gobiernos Regionales (GORE) para orientar sobre la explotación minera en zonas protegidas. “No obstante, la clandestinidad de la minería ilegal complica la identificación de los responsables”, precisó el Mincul.
Destacó que el potencial arqueológico de Perú es vasto y no se limita a regiones específicas. “Existe un registro de sitios arqueológicos identificados, pero es posible que se descubran nuevos vestigios prehispánicos durante las actividades mineras, dado que muchas áreas aún permanecen inexploradas”, precisó.
La costa peruana, desde Tumbes hasta Tacna, y la región andina, incluyendo Cusco, Cajamarca y Ayacucho, son especialmente ricas en evidencia arqueológica. Según el Sistema de Información Geográfica de Arqueología – SIGDA, a la fecha se tienen registrados 27,500 bienes inmuebles prehispánicos.