Era su cumpleaños número 87, Estela Saturnina Llampi Fernández no esperaba festejos, torta, ni saludos, porque estaba sola. Tendría que haber sido al menos un día tranquilo, pero no, para Estela fue literalmente un día de tragedia, porque perdió todo y se quedó solo con la ropa que tenía puesta, debido a un incendio en su casa ubicada en Polobaya, en la región de Arequipa.
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Perdió su cuarto con techo de paja en el que dormía y preparaba sus alimentos, su cama, prendas de vestir y sus alimentos. Aquel 3 de noviembre de 2020, el fuego consumió todo lo material y con valor espiritual albergaba en su cuarto de adobe.
Productos se quemaron en las chombas de chicha
Tres meses después, aún llora al observar los platos tiznados, el maíz morado carbonizado, el trigo y las habas quemadas que quedaron en las grandes chombas que guardaba con recelo para su alimentación del año.
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Estela no sabe narrar cómo empezó el fuego, debido a que no puede escuchar las preguntas, pero la responsable de Desarrollo Económico Local de la Municipalidad de Polobaya, Jacqueline de la Cruz, informó que recientemente, había llegado de Cañete, donde vive su hijo, y se puso a quemar las malezas que crecieron alrededor de su habitación, sin imaginar la expansión del fuego.
El comisario de Polobaya, alférez PNP, Raúl Lima, contó que la anciana no se percató de la magnitud del incendio, porque seguía en el cuarto mientras el techo de paja se quemaba. Los efectivos que patrullaban por la zona acudieron inmediatamente al observar el humo y le pidieron que abandone el cuarto.
Toda la tarde los agentes trabajaron para apagar el fuego de la vivienda ubicada en el anexo Uzuña, un pueblo rural ubicado aproximadamente a una hora y 30 minutos de Arequipa.
Desde Aquel día, la anciana pasa la noche en la vivienda de su vecina Aleja Bautista, a quien le está muy agradecida. Sin embargo, todos los días acude a su casa para seguir preparando sus alimentos en la precaria y riesgosa pared con calamina que quedó de su antigua vivienda.
Policías gestionaron apoyo para Estela Llampi
El desamparo y la vulnerabilidad de la anciana conmovió a los efectivos de Polobaya, quienes se unieron y empezaron a gestionar ayuda para la reconstrucción de su casa. Fueron empresas, asociaciones de autos, la subprefectura y la Municipalidad de Polobaya quienes lograron la construcción de un cuarto, una cocina, baño y lavatorio.
No satisfechos con la estructura a base de bloqueta, los efectivos se dieron tiempo para pintar los ambientes y encerar los pisos. “Queremos que tenga un ambiente acogedor”, dijo el comisario.
El día de la tragedia no pudieron desearle feliz cumpleaños, pero lo hicieron 3 meses después. Los efectivos consiguieron alimentos de primera necesidad, frazadas y hasta la torta para cantarle por su onomástico atrazado.
Una vida de constante lucha, debido a su orfandad
La vida de Estela nunca fue color de rosa y hoy llora por las batallas que le tocó afrontar en sus 8 décadas. Quedó huérfana a los 5 años cuando su madre murió alumbrando a su hermano.
Los 6 hermanos fueron entregados a diferentes familias y a la fecha desconoce de sus paraderos. Le tocó trabajar desde la niñez como empleada y otros oficios. Cuando tuvo su pareja, este murió y quedó sola con su hijo, quien vive en Cañete, pero sufrió un accidente y debido a la pandemia quedó sin trabajo.
Estela asegura estar sola, llora por no permanecer junto a su hijo y no tener los recursos, ni los materiales para vivir en su nuevo hogar.
Los 250 soles que recibió de Pensión 65 se quemó con el fuego y ahora no tiene dinero ni para comprarse una adecuada falda, una chompa o medias.
Debido a la edad le duelen las rodillas y brazos, por lo que encarecidamente pidió el apoyo de la población para que le regalen algunas prendas de vestir, así como vajillas, utensilios, ollas y otros elementos para su cocina. su vivienda está ubicada cerca al distrito de Polobaya, en el anexo Uzuña.
La octogenaria no tiene cocina, ni gas, por lo que aún recolecta leña para preparar sus alimentos en fogón.