Los arequipeños caminamos todos los días sobre lugares que forman parte de la historia de Arequipa, es el caso del Puente Grau. Miles de conductores y ciudadanos pasan por este puente y pocas veces se detiene a pensar sobre los hechos históricos que guarda esta construcción ubicada en el corazón de la ciudad.
El pasado 2 de mayo, este importante punto de conexión cumplió 136 años tras su inauguración en 1887 y su posterior funcionamiento en diciembre de 1888. El principal fin de esta obra fue unir el área central, en donde se construyeron los solares y comercios; y el área contraria del río Chile, lugar de residencia de poblaciones rurales, como señalaba el historiador Juan Guillermo Carpio Muñoz en su libro La Historia de un pueblo y un hombre.
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IMPORTANCIA
Los hechos sorprendentes sobre la construcción del Puente Grau son las catástrofes que tuvo que superar para ser entregado a la ciudad, como son un terremoto y una guerra. El municipio de Arequipa acordó construir el puente en 1881, pero los trabajos recién se hicieron a partir de 1884. Esto debido al escaso presupuesto que se tenía producto del terremoto de intensidad 9 del 13 de agosto de 1868 ocurrido en Arica (Chile) y que arrasó con Arequipa y otras ciudades.
Así también, los estragos políticos de la Guerra del Pacífico o con Chile (1879-1883), hizo que la obra sea postergada. Lo que hoy significaría un retraso de varios años, la construcción del Puente Grau se dio solo en 4 años (1884-1888). El presupuesto inicial aprobado por el Concejo Provincial fue de 4 mil soles, aunque terminó costando más de 40 mil soles.
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El especialista en patrimonio, William Palomino, explicó que para su construcción del puente se compraron las quintas Vargas y de Sánchez en ambos lados del río para la apertura de la calle. Incluso el año pasado se encontraron restos de un polvorín de la guerra en la calle Villalba.
Según relata, Carpio Muñoz las vías del puente fueron construidas por faenas gratuitas y voluntarios de la población. El pago era un plato de comida.
Así también, el historiador resaltó de una crónica periodística, que el primer ser viviente que atravesó el Puente Grau fue un asno en 1888.
