Pintura muestra lo que vivieron los pobladores. (Foto: Omar Cruz)
Pintura muestra lo que vivieron los pobladores. (Foto: Omar Cruz)

De ser una panadería, pasó a ser uno de los cuarteles del ejército chileno y terminó como la casa museo “Héroes y Mártires de Quequeña”, donde se cuenta parte de la “Guerra del Pacífico” registrado entre 1879 y 1884.

Carlos Vargas Huanca, encargado del museo Héroes y Mártires de Quequeña, informó que han logrado reunir los trozos de la historia del distrito, basado en el informe del párroco Emeterio Retamoso, testigo de la ejecución de seis pobladores.

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El museo se crea en 1995 y se remodela el 30 de diciembre de 2022, en el epílogo de la gestión de la exalcaldesa Laura López Dávalos. Sin embargo, la puerta del local se abrió en agosto de 2023 para maravillar y satisfacer la curiosidad de los visitantes.

La casa es una propuesta museística atractiva de la Mancomunidad Sur Oriental de Arequipa y aspira a convertirse en uno de los destinos turísticos de la región.

En el patio de la casa de los Héroes y Mártires de Quequeña se martirizó a 20 ciudadanos quequeños y en el retablo se registró la ejecución de seis de ellos a consecuencia de la muerte de dos chilenos. Antes de la invasión chilena era una panadería de la familia Buenaventura Rodríguez”, señaló.

La historia de Quequeña resumida en los ambientes de la propiedad de doña Eulalia Gutiérrez y Andrés Herrera, panaderos de aquella época. “Los chilenos llegaron el 29 de octubre de 1883 a Quequeña, ocuparon esta casa y la convirtieron en su fuerte”, explicó. Sin embargo, Vargas Huanca resaltó que el problema se originó el 22 de noviembre de 1883, cuando hubo una reyerta entre los jóvenes de Buena Vista con soldados chilenos. Vieron a un vecino suyo, Andrés Herrera, que era torturado por los extranjeros a consecuencia de que uno de los chilenos intentó abusar de una bella yarabambina en la picantería El Mollecito.

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“Mariano Linares desarmó al chileno, todo eso se desencadenó en una reyerta donde los soldados fueron correteados el cuartel y siendo asesinados dos de ellos y otro se escondió en el horno y en horas de la madrugada salió para dirigirse a la ciudad de Arequipa”, apuntó.

Los montoneros arequipeños no se dejaron doblegar ante el abuso de la tropa chilena, a pesar de las consecuencias. La respuesta llegó el 24 de noviembre de 1883. Al menos 50 chilenos en caballos ingresaron a Quequeña y sacaron a los pobladores de sus viviendas y los llevaron a la plaza, donde fueron emplazados a revelar los nombres de las personas que participaron en la muerte de dos soldados de Chile.

“El martirio de 20 ciudadanos que fueron llevados al cuartel. Los chilenos tenían una daga caliente que colocaron en el cuerpo de cada uno de ellos. Al no confesar quién fue el que ejecutó a sus compatriotas decidieron ejecutar a seis, el 24 de noviembre. Toda esta información está basada en el informe del padre Emeterio Retamoso, quien narra los acontecimientos del 22 al 24 de noviembre. Lo llamaron para que de los santos óleos a los que iban a ser fusilados”, señaló.

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En la casa museo se encuentran las actas de defunción de los pobladores quequeños ejecutados, como Manuel Benito Linares Arenas, Luciano Ruiz Paría, Liborio Linares Portugal, Juan de Dios Acosta Rodríguez, Ángel Figueroa Málaga y Mariano Ávila Benavides. En el museo se encuentra el lugar donde se realizó el fusilamiento, una imagen recreada en 1983 a base de fibra de vidrio, donde retrata el acontecimiento histórico de aquella época.

El horno se mantiene intacto, donde un tercer chileno se escondió y esperó la oscuridad para salir y dar aviso a las tropas chilenas e informar lo que había pasado el 22 de noviembre en la noche.

Maryori López Manrique, residente del área de optimización del turismo en Quequeña, informó que el museo está abierto y la atención es de lunes a viernes de 08:00 a 16:00 horas.

La casa museo no es el único atractivo en el distrito de Quequeña, también se puede visitar los petroglifos y arte rupestre que están ubicados en diferentes puntos de la jurisdicción. Además, el imponente Cristo Blanco, ubicado en la cima del mirador natural Sonccomarca donde observa las andenerías agrícolas de forma circular, la campiña y la vista del distrito.

Tiene la influencia de la cultura prehispánica Churajón, antes la cultura de Los Puquina donde nace el nombre de Quequeña, que significa “lugar sólido o rocoso”, porque llueve fuerte y se registran rayos y truenos.

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