El enfermero José Manuel Bravo Atahui, es uno de los valerosos profesionales de la salud que no olvida el juramento que hizo al culminar sus estudios, de velar por la población. Trabaja hace 9 años en el puesto de salud de Pampamarca en la provincia de La Unión y desde que comenzó la pandemia ha sido respetuoso de todos los protocolos sanitarios por ello hasta ahora no se ha infectado.
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En ningún momento se quedó en casa, a pesar que tiene dos hijos de 7 y 9 años, a quienes mantiene aislados dentro de su vivienda con separaciones en las habitaciones para no tener contacto con ellos porque su esposa también es profesional de la salud y temen contagiarlos.
Viaja por horas en caballo
Conoce cada uno de los siete anexos a los que se traslada por más de 4 horas en caballo recorriendo estrechos caminos en medio de cerros y quebradas sin importarle si hace frío, llueve o hay viento, ya que su único objetivo es llegar a su destino. “Ya estoy acostumbrado y sé que tengo que visitar a los pobladores, ahora con mayor razón porque tenemos que vacunarlos para que estén protegidos del Covid”, explicó vía telefónica.
Otra de sus fortalezas es hablar quechua para poder explicarles a los pobladores la importancia de inmunizarse. En esta etapa de vacunación a los adultos mayores recibió respuestas negativas, pero se siente satisfecho de haber convencido a varios porque lo conocen y confían en él ya que siempre los visita junto al personal del puesto de salud para hacerles sus controles de nutrición, odontología y otros.
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Las personas no quieren inmunizarse
En el distrito de Pampamarca hay cerca de mil pobladores de los cuales se había proyectado vacunar a 219 personas mayores de 50 años, pero solo lograron aplicar las dosis a 96 teniendo que devolver 16 frascos. “El día 15 se hizo la vacunación en Pampamarca y vino personal de la red para ayudarnos, pero al día siguiente yo he ido a recorrer varios lugares para vacunar a más personas y logré aplicar la dosis a 15 personas”, comento.
Su mayor preocupación es que las personas no quieren inmunizarse porque tienen creencias que no tienen fundamento como que les van a colocar un chip o les pondrán el virus. Esta idea se ha extendido a las madres que han dejado de llevar a sus niños para que reciban sus dosis de acuerdo a su carnet de vacunación generando una disminución del 40%.
“Eso es negativo porque los menores pueden contraer enfermedades que luego generarán otro problema de salud. No me rindo y las estoy visitando en sus casas para explicarles la importancia de proteger a sus hijos y lo voy a seguir haciendo”, enfatizó.