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Febrero se caracteriza por ser fiesta y jolgorio; no obstante, el origen de cada una de las tradiciones que hacen de este mes el más colorido, parece difuso y hasta desconocido. Una de estas prácticas es la yunza, sinónimo de cortamonte, unsha (árbol vestido), umisha, sacha cuchuy (”cortar árbol” en quechua), humishas (árbol con regalos) o huanchihualito. Esta actividad empieza cuarenta días antes de Semana Santa, como parte de los carnavales y se instaura en costa sierra y selva de nuestro territorio.

“No hay una claridad concreta en el origen de las yunzas, pero hay algunas evidencias, manifestaciones prehispánicas de algún tipo de celebración. En algunos ceramios Nazca se observa a un grupo de personas alrededor de un palo, se puede presumir que sea una yunza, pero no podemos asegurar nada. Sin embargo, para la época inca existió lo que se llama el Apucllay, que significa juego y también duelo (competencia). Se celebraba después del solsticio de verano”, explica la antropóloga Ivanna Zúñiga, docente de la Universidad Nacional de San Agustín.

La yunza tiene un fuerte carácter simbólico. Depende de la zona en la que se vaya a realizar

EUROPA. Nos menciona que en la edad media se instauró una fiesta en la que se permitía todo tipo de licencias asociadas a las prohibiciones alimenticias, en las que se incorporaba buena cantidad de carne, bebida, además de licencias sexuales. Esto duraba habitualmente tres días y terminaba con el miércoles de ceniza.

“Esta fiesta europea tiene antecedentes romanos en las Saturnalias y tambien en las Luparcales. La primera era una celebración dedicada al dios Saturno, en esta fiesta se ofrecían sacrificios al igual que banquetes. La segunda era en febrero en honor al dios Fauno, en este tiempo las normas sociales quedan relegadas también”, añade Ivanna Zúñiga,

Pueblos. Para entender estas prácticas tradicionales, es importante subrayar, como menciona la profesional en Antropología, los procesos culturales. Esto quiere decir que “al entrar en contacto dos o tres culturas se da un sincretismo y este proceso de amalgama se convierte en una tercera forma cultural”. Un claro ejemplo de esto es la llegada de los españoles al imperio incaico, en ese contexto también se produce esta conciliación de tradiciones, las cuales hasta el día de hoy siguen vigentes en algunas partes del país.

La intención de adornar el árbol con regalos, depende de cada contexto, pero el mensaje siempre es la abundancia

Es así que las la yunza es una práctica de costa, sierra y selva . Sin embargo, durante el conflicto armado interno se vivió un proceso de migración que también evidenció la práctica de estas costumbres en las ciudades. “Las personas migran con su cultura que esta en su mente y se evidencia a través de actos. La yunza tiene un fuerte carácter simbólico. Depende de la zona en la que se vaya a realizar también recibe distintos nombres”, indica Zúñiga.

Por lo tanto, nos revela que esta es una “celebración de tipo propiciatoria en muchas comunidades”. Esto significa que es un rito o una ceremonia en la que la población intentará obtener algún beneficio, además de crear un vínculo con lo divino.

“La intención de adornar el árbol con regalos, depende de cada contexto, pero el mensaje siempre es la abundancia. La carga simbólica del objeto es muy importante. A veces son frutas, mantas, lavadores de plástico, los cuales pueden ser colgados, pero también son útiles para el poblador”, señala

Además de consolidar los vínculos parentales, lo más resaltante de esta práctica es el fortalecimiento de una identidad cultural. “Hay una especie de negación por atribuirles esto a los migrantes, en el caso de Arequipa. En realidad es una práctica que ha estado presente en todo el país. El tipo de árboles es de acuerdo a las zonas en este caso es el molle. En alguna época era el guarango ahora ya está prohibida su depredación”, manifiesta.

CARNAVALES. Según la especialista Ivanna Zúñiga, en nuestra ciudad los carnavales eran entre los varones calas y mujeres lonccas. En el tradicional distrito de Miraflores, los jóvenes iban vestidos de blanco y las jovencitas los esperaban con huevos llenos de agua que la teñían con airampo. Al finalizar el juego, el muchacho que tenía menos manchas en su vestimenta se hacía acreedor al título del más hábil del carnaval por esquivar el ataque de las jóvenes.