Javier Mario de Belaunde Ruiz de Somocurcio se autoproclamó como un político por vocación y es que el abogado arequipeño tenía muy en claro que su cargo en la Cámara de Diputados se debía al voto popular y, por lo tanto, tenía que estar al servicio de la población y no para servirse de ella. A propósito del Bicentenario de la Independencia del Perú, Correo recuerda al ilustre arequipeño.
De Belaunde fue respaldado por quinta vez para ser diputado y el primero fue en 1939, cuando tenía 30 años, en representación de la provincia de Castilla, invitado por sus amigos de la Universidad Nacional de San Agustín, cuando el permanecía en la tierra de sus ancestros. En esa época lo llamaron el diputado de las provincias, tal como lo recuerda el historiador Mario Rommel Arce Espinoza, por sus viajes a todas las provincias para recoger sus necesidades.
ACCIONES
Fue en este trayecto que nació su interés por mejorar la agricultura y propuso irrigar las pampas de Majes Siguas I. También se preocupó por la ejecución de obras como las carreteras, infraestructura educativa, cuando entonces los diputados tenían capacidad de iniciativa de gasto.
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Arce Espinoza resalta que el político era un caballero defensor de la democracia, creyente de la descentralización y de la representatividad popular. “Él decía, mi carrera política se la debo a mi pueblo, llegué al Congreso gracias al voto popular, me debo a ellos, en esa medida yo estoy al servicio del pueblo, si me llaman, debo ir”.
Pese al cargo que ocupaba, el arequipeño no perdía relación con la población y los atendía con prioridad. Una de las vivencias que fue contada reiteradas veces, dice Arce, fue del secretario de Belaúnde, cuando era ministro de Justicia en el periodo de Javier de Belaúnde Terry, que dejó una reunión importante que además había sido programada con anticipación, cuando se enteró que los pobladores de Castilla habían viajado en su búsqueda y no quiso hacerlos esperar.
TRAYECTORIA
Javier de Belaunde nació y vivió en la vivienda ubicada entre las intersecciones de las calles San Camilo y Piérola. Con una formación orientada a defender la legalidad, la institucionalidad. Propició la creación de movimientos como el Frente Democrático, organización política con la que fue electo el expresidente José Luis Bustamante y Rivero en el año 1945 y De Belaunde fue diputado en representación de Arequipa.
Posteriormente crea otros grupos como Partido Social Republicano para respaldar la gestión de Bustamante, otro fue el partido Demócrata Cristiano. Sin embargo, este último partido que era dirigido por Héctor Cornejo apoyó al Gobierno golpista Militar de Manuel Odria en 1948.
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Era un defensor de la democracia y se opuso al Gobierno de Odría, por lo que se autoexilió en Puno, debido a la vigilancia de la Policía y en protección de su familia.
A su retorno a Arequipa, en 1949 organiza la Liga Democrática Nacional junto a otros reconocidos políticos como Teodoro Núñez, movimiento que tenía por objeto unas elecciones limpias. Participó en la rebelión de Arequipa de fecha junio de 1950 al integrar el llamado Parlamento Trágico, en apoyo a la candidatura de Ernesto Montagne y oposición de Odría.
En uno de los enfrentamientos, De Belaunde tenía la responsabilidad de dialogar con el comandante que se encontraba en la Plaza de Armas, pero en ese trance, caen abatidos sus compañeros Arturo Villegas y Carlos Bellido. Belaunde se salvó con Arnaldo Guillén.
Tras esta participación, Odría sigue una persecución política y encarcela al arequipeño en 1951 por conspiración.
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CIERRE
En 1955 invoca a la población a participar para pedir unas elecciones limpias, democráticas. En diciembre de ese año, los políticos demócratas participaron en la jornada de lucha para pedir un nuevo estatuto electoral y la derogatoria de la Ley de Seguridad Interior, el mismo que se aplicaba solo a los detractores del régimen militar de Odria. Era una ley inconstitucional, porque buscaba la persecución a los opositores.
Arce Espinoza recuerda que el diputado arequipeño resaltaba más esta lucha por la democracia, porque tuvo resultados, fue una jornada con el apoyo popular, porque el Gobierno dio un nuevo estatuto para las elecciones generales de 1956, con la garantía de transparencia. Además, se consiguió la derogatoria de la cuestionada ley y el retiro del Ministro de Gobierno y Policía, Alejandro Espazarza Zañartu.