La llamada Revolución de 1950 se originó, en parte, por la protesta de la población ante el uso inadecuado de la fuerza para resolver la huelga de estudiantes del Colegio Nacional de la Independencia, una mala decisión política del prefecto de entonces, Daniel Meza Cuadra, señaló el coronel EP (r) Napoleón Sosa Gómez Sánchez, quien en ese entonces tenía el grado de teniente del batallón de Infantería Pichincha Nº 13 y participó en el conflicto.
Antes de la huelga, un alumno del Colegio había fallecido al golpearse la cabeza en una clase de gimnasia que los alumnos practicaban con aparatos sin colchoneta. A principios de año, los padres de familia donaron una importante suma de dinero para comprar útiles deportivos, compra que no se hizo. Hicieron una investigación, pero ignoro cómo terminó, explica.
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El posterior enfrentamiento entre los estudiantes y las fuerzas del orden dejó como saldo la muerte de un obrero de construcción civil, lo que encendió los ánimos de la población. Arequipa protestó en pleno ante este atropello y exigió sanción a los culpables.
“Fueron tres días trágicos de arengas iracundas, de toque de la campana mayor de la Catedral llamando al pueblo, de mítines y Cabildo tumultuosos, de crepitar de la metralla, de cruentos enfrentamientos entre los dos bandos, que dejaron como doloroso saldo muertos y heridos. La intervención del Cuerpo Consular puso fin a la protesta”
Así lo recuerda Napoleón Sosa, quien vivió los hechos en carne propia. Durante la noche del 13 al 14 de junio fue parte del batallón que patrullaba la ciudad.
“No fue cierto que hubo centenares de víctimas en los dolorosos sucesos, tampoco de que fueron sepultados en tumbas clandestinas. Nunca se presentaron reclamos o denuncias por personas desaparecidas en los días de la revuelta”, señala. Fueron veinte los muertos civiles y se entregaron y fueron sepultados por sus familiares, precisa el docente y ex militar, setenta y tres años después del suceso que hizo historia.
Para aclarar los hechos, el año 2020, publicó su libro “La revolución de Arequipa de 1950. La verdadera historia”, que relata los trágicos sucesos que ocurrieron entre los días 15 al 16 de junio de 1950.
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“Siempre quise escribir sobre estos sucesos en los cuales participé activamente basándome en las notas que redacté después de esos días y en los testimonios de los participantes”, recuerda el coronel Sosa. “Por años hubo un vacío difícil de llenar, referido a la conducta del Comandante General de la Tercera División Ligera, así como de los comandos de las unidades de tropa que participaron”.
Junto a sus experiencias, reunió sus notas sobre los oficiales del batallón. Consultó obras como “La revolución del 1950: testimonios y documentos” y el Informe “Debelación de la revolución de Arequipa”. Además, tomó en cuenta las acciones de Francisco Mostajo y el comando del coronel Meza Cuadra, Jefe de la Tercera División Ligera y los comandantes de unidad que participaron en la gesta.
Napoleón Sosa fue docente en la Escuela Militar de Chorrillos durante diecisiete años. Escribió varios libros de enseñanza sobre Historia Militar del Perú, Historia Militar general, Geografía Militar del Perú y de los países vecinos. Además, realizó estudios históricos militares para analizar las razones por las que un país obtiene la victoria y otro la derrota en una guerra.
“El tino y la sagacidad son cualidades básicas con las que deben contar las autoridades de todo nivel, para prevenir conflictos sociales y que se resuelvan sin llegar a la violencia”, recomendó el autor.
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Fue el 12 de julio de 1950 cuando estalló en Arequipa una huelga de los estudiantes del Colegio Nacional de la Independencia Americana y que motivó que las tropas militares salieran a las calles para controlar la movilización, haciendo uso de las armas. En la revuelta, los universitarios, a la cabeza con Enrique Chirinos Soto, salieron a protestar y un día más tarde se reunieron en la Plaza de Armas donde se abrió paso a la represión.
El 14 de junio, todas las organizaciones sindicales declararon una huelga general que obligó la renuncia del prefecto y se formó una Junta de Gobierno encabezada por el líder Francisco Mostajo, y en la que también participó Héctor Cornejo Chávez, futuro fundador del Partido Demócrata Cristiano.
Hubo enfrentamientos toda la noche del 14, todo el 15 y hasta la madrugada del 16 y fue necesaria la conformación de una delegación de parlamentarios, enter ellos Javier de Belaúnde, Arturo Villegas Romero y Arnoldo Guillén Cárdenas, a quienes se sumó espontáneamente Carlos Bellido Gutheridge. Pese a que portaron una bandera blanca, fueron abaleados y murieron Villegas y Bellido.
Una segunda delegación, con Belaunde y Guillén, discutieron el cese del fuego y la paz, pero la huelga de los trabajadores duró 5 días más.