Campo de fútbol con arcos y graderías en cementerio El Cebollar de Paucarpata. (Foto: Omar Cruz)
Campo de fútbol con arcos y graderías en cementerio El Cebollar de Paucarpata. (Foto: Omar Cruz)

Miles de personas visitaron ayer, en el Día del Padre, los camposantos de Arequipa y el cementerio El Cebollar situado en el distrito de Paucarpata no fue la excepción.

No tiene cerco perimétrico y los espacios se ocupan de acuerdo a como llegan los difuntos. Apenas una calle de trocha separa las tumbas de las viviendas, el miedo a los fantasmas o hechos paranormales queda de lado.

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Familias enteras decidieron ayer rendir homenaje a sus seres queridos que fallecieron por diferentes motivos. Algunas tumbas han sido construidas en honor a lo que le gustaba a los padres de familia.

Es el caso de la familia Aquino Paiva, quienes llegaron hasta el lugar para visitar a Don Bautista Aquino Paiva, conocido como “el lobo Aquino”, un hombre que amaba el deporte, pero falleció durante la primera ola de la pandemia de la COVID-19.

Sus hijos en honor a don Bautista Aquino construyeron sobre su tumba una cancha de fútbol con graderías y pronto se convertirá en un estadio techado y con graderías.

Le gustaba demasiado el fútbol y por eso construimos sobre su tumba una cancha de fútbol. Era conocido en Cusco y en Arequipa, le gustaba el deporte, compartía su pasión con sus hijos (4) y sus nietos”, dijo Claudia Aquino al borde de las lágrimas.

A Bautista la recuerdan como una persona sana y sin enfermedades. Lamentablemente, se contagió con la COVID-19, ingresó al hospital y en dos días comunicaron a la familia que falleció.

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No pude despedirme de mi papá, ni siquiera verlo porque había restricciones. Nos entregaron el cuerpo envuelto y cerrado. Cuando lo enterramos nos dijeron que podían ingresar 10 personas, pero la gente se metió por todo lado porque mi papá era admirado y querido en la zona de Israel (Paucarpata). El 26 de junio cumple tres años de fallecido”, señaló.

La idea del estadio sobre la tumba fue de su esposa y sus hijos. Los trabajos no han terminado, está el campo de fútbol y las graderías, falta el techo.

“Siempre nos decía que no lloremos, que estemos alegres y recordemos los momentos felices con su esposa, hijos y nietos. Siempre reía con su familia y el deporte. Desde el cielo nos ve a todos y decirle un feliz día papá. Siempre te recordamos, a veces no podemos venir seguido por trabajo y por otros motivos. Aunque no estés aquí siempre te recordamos”, apuntó.

Otro caso similar ocurrió con el difunto Francisco Yapo Mercado, pues sobre su tumba sus familiares construyeron una casa de dos niveles, incluido una cochera con puerta de metal, similar a la vivienda donde pasó sus últimos años de vida.

Francisco falleció en abril del 2014 y en la lápida se puede leer que es un recuerdo de su esposa, hijos y nietos. Ha tenido una afinidad por la construcción y su familia le rindió ese homenaje.

Al menos tres mil tumbas se registra en el camposanto desde 1985. El primer entierro fue de los hermanitos Rut y René, asesinados.

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