Una vida llega de pruebas continuas, pero siempre animada por el arte y la cultura, es la que ha tenido Patricia Roberts, escritora que son su pluma rescata lo mejor de su experiencia.
¿Cómo fue tu inicio en la literatura?
Desde muy niña me gustaron las palabras. Recuerdo que jugábamos a los refranes. Mi abuelita Rosa los repetía todo el tiempo. Así nos educó: A quien madruga Dios le ayuda. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Cada loco con su tema… etc. También jugábamos a las cartas rusas, doblando una página en cuatro y hacíamos columnas. Escribíamos en cada columna los nombres de 1. chicos, 2. chicas, 3. un verbo y 4. un lugar. Cada participante sólo veía una columna. Desdoblábamos el papel y lo leíamos horizontalmente para gran jolgorio de todos. Marta y Juan comen pasteles debajo de la cama. Alfredo y María suben a un árbol en medio del océano…etc.
Así aprendí lo que son las metáforas y el significado alternativo que una puede darle. Me gustaba mucho la escritura creativa y destacaba en el colegio. También llegó mi tía Lily de Inglaterra, hermana de mi papá, que era escritora y me enseñó mucho en las temporadas que pasaba con ella en Mollendo. Hasta me compuso un soneto que está en Sinfonía. Gozaba leyendo novelas juveniles en vacaciones.
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Viviste fuera del país. ¿Eso influyó en tus escritos?
Influyó mucho ser inmigrante en Texas. Es cuando aprendí a escribir poemas y artículos en inglés. Tomé cursos de creative writing en la universidad. Leí mucho a poetas norteamericanos e ingleses. También a Rilke alemán traducido al inglés y a chinos por mi formación en taoísmo, todos traducidos al inglés.
¿Cómo te animaste a publicar tus memorias?
Siento que he tenido una vida interesante, llena de aventuras, con muchas oportunidades y sufrimientos y deseo dejar un testimonio de una arequipeña/mollendina pasó por este mundo y dejó huella y que los sueños sí se cumplen cuando tienes las ideas claras. Espero que muchos jóvenes me lean y se entusiasmen para encontrar su gozo más profundo, aquello que los hace felices, más allá de los condicionamientos de la sociedad de consumo y crean en sí mismos.
Mi coautora Maigualidad Pérez, gran amiga, me presentó a Rubén Collazos director del Fondo Editorial de la Universidad Católica de Santa María donde estudié y Rubén me guio a seguir el proceso que ahora culmina. Es un honor para mi contar con esta publicación.
¿Cómo sientes que está la literatura Arequipeña actualmente?
Puedo apreciar que se realizan eventos de proyección internacional como el Hay Festival que trae a escritores de gran nivel que pone a Arequipa en el mapa mundial, además de la Feria Internacional del libro(FIL) que pronto se realizará, donde la UCSM presentará mi libro Sinfonía Testimonio. También Arequipa cuenta con otros eventos literarios que se realizan continuamente y que atraen a autores nacionales e internacionales. Menciono a la Red de Escritores Arequipa, que es otro tesoro que tenemos. Creo que Arequipa tiene un gran dinamismo cultural.
Mi mensaje a los jóvenes, además de que descubran cuál es su gozo más profundo y crean en sí mismos, lo que realmente los hace sentir felices es que no se dejen atrapar por la sociedad de consumo. Les aconsejo que pasen tiempo en silencio, aunque sea diez minutos diarios y sientan agradecimiento cada día, no hagan nada por diez minutos, simplemente fíjense en su respiraión, dense mucho cariño, abrásense preguntando “¿quién soy?,” esperen la respuesta “¿qué quiero?” Les ayudará a conocerse y creer en sí mismos. Los sueños sí se cumplen. Hagan el silencio para escuchar la respuesta de su yo íntimo. Las respuestas las tenemos en nuestro interior, no todo viene de afuera, cada uno sabe lo que le hace feliz.
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