Diferentes espacios del hospital Honorio Delgado Espinoza fueron adecuados para la pandemia. Foto: GEC.
Diferentes espacios del hospital Honorio Delgado Espinoza fueron adecuados para la pandemia. Foto: GEC.

El 15 de marzo de 2020, se convirtió en el día uno del estado de emergencia sanitaria en el Perú tras la declaratoria mundial de la pandemia por la COVID-19. El Gobierno nacional adoptó diversas medidas que fueron desde el confinamiento de las personas en sus viviendas hasta posteriores restricciones de contacto social, vacunación y cambios, con ayuda de privados, en el sistema sanitario para la atención de los enfermos hasta el fin de la emergencia que fue el 5 de mayo de 2023 a nivel mundial.

Durante los dos primeros años, la Covid llevó al límite al sistema de salud y dio un severo llamado de atención sobre lo que se tenía que mejorar para tener una mayor capacidad de respuesta; tras cinco años de la presencia de la enfermedad que aún sigue causando estragos en la salud de las personas con contagios y decesos, surge la pregunta de si estamos preparados hoy en día para afrontar un evento similar que ponga en riesgo la vida de los ciudadanos, los médicos que batallaron contra la Covid consideran que no.

REALIDAD EN HOSPITALES

El hospital Honorio Delgado Espinoza con las filas diarias de pacientes, la emergencia saturada por la falta de espacio, sin equipos nuevos para el diagnóstico y más del 90% de sus camas ocupadas es un claro ejemplo de cómo estamos hoy en día y de las armas que tenemos para enfrentar una nueva peste. “Hay la voluntad y la capacidad en los profesionales que laboran en el hospital, pero a pesar de lo que hemos vivido no tenemos las herramientas necesarias”, sostiene Olenka Zavala que durante la pandemia fue jefa del servicio de medicina del nosocomio regional, declarado en aquel entonces como hospital Covid.

OLAS

Durante la primera y segunda ola de contagios, el Gobierno Regional de Arequipa ejecutó obras de adecuación en la vieja infraestructura hospitalaria y proyectó la compra de modernos equipos como un tomógrafo para el diagnóstico, pero a pesar de que la emergencia terminó hace casi dos años no se han entregado hasta el día de hoy.

Lo único que se mejoró fue el crecimiento de la Unida de Cuidados Intensivos (UCI) que pasó de 5 a 18 camas para atender los casos graves, en los picos más altos de la pandemia se tuvo hasta 40 camas que hoy en día son necesaria por la demanda de diversas patologías, pero la falta de personal especializado hizo que se redujeran nuevamente a 18.

Con el apoyo de privados como Yura y Cerro Verde, el Gobierno regional instaló tres plantes para la distribución del oxígeno en la torre hospitalaria y a los módulos temporales. Llegaron a producir 9 mil metros cúbicos por día en la etapa más crítica de la pandemia, hoy el hospital solo demanda 800 metros cúbicos. Las plantas cumplieron con su objetivo y aunque están operativas no se utilizan porque resulta más costoso producir el oxígeno que comprarlo.

Además, las plantas solo producen oxígeno con una pureza del 95% y los que se demanda para la atención es que sea del 98 o 99% por lo que el hospital continúa adquiriéndolo a un privado.

“Desde el punto de vista del personal se tiene la voluntad de salir adelante ante un nuevo evento, pero el problema es que no se dan los recursos en el momento y la cantidad que se requiere porque hay más gestores políticos que técnicos”, dijo a su turno el ex decano del colegio médico Javier Gutiérrez tras cuestionar que la capacidad de atención se vería reducía si un nuevo evento se produce durante los años en que se pretende construir el nuevo hospital Goyeneche.

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