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El valle del Mantaro tiene entre sus encantos un distrito con mucha historia y belleza natural: Quilcas, que se ubica a 17 kilómetros de Huancayo, con su panorama apacible, lleno de leyendas, mitos, historia y lugares turísticos increíbles. Como todo en pueblo andino, sus calles son tranquilas, sus viviendas tienen techos de tejas, su parque principal está rodeado de una imponente iglesia. Y también se observan las estatuas de Los Avelinos en memoria a los hijos quilqueños quienes ofrendaron sus vidas en defensa del valle del Mantaro en la guerra con Chile.

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En el centro de la plaza principal, se levanta una construcción muy peculiar: viviendas de los antiguos pobladores de esta parte del valle del Mantaro. Son las famosas chulpas rodeadas de tres vasijas de barro. Asimismo, se aprecia la representación del hombre andino trabajador, ya que Quilcas se caracteriza por ser tierra de grandes tejedores. Otra representación que sobresale es de la danza típica de este lugar: Los Janachos, la misma que ya es patrimonio cultural de la Nación.

El centro arqueológico

Su centro arqueológico más importantes es Chuctuloma. Para conocerlo hay que dejar atrás la ciudad y subir por una pequeña cuesta. El recorrido es tranquilo, relajante y te llena de alegría.

Según estudios, son construcciones preíncas que datan de los años 1200 a 1460, durante la invasión del inca Túpac Yupanqui. Esta fue una aldea perteneciente a las sayas de Hurin Huanca. En este centro arqueológico predominan las viviendas con base circular, de forma cilíndrica y cono truncado, ancha en la parta inferior y algo más angosta en la superior, con las que toman la apariencia de chullpas.

Las viviendas de los primeros hombres que habitaron este valle eran muy reducidas, tal vez para mantener el calor en las noches frías.

Chuctoloma estaba conformada por dos sectores bien definidos: el militar, por las murallas que la rodeaban de manera concéntrica. Su finalidad era la defensa. Cada pared estaba constituida por dos hileras de piedras rústicas semilabradas, unidas por una mezcla de arcilla, arena y cal, y sus partes bajas poseen mayor espesor.

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Como podemos observar estas construcciones que aún se mantienen en pie no solo han desafiado a las inclemencias del clima sino también a los años; pues son alrededor de 500 años que están aquí, como testigos mudos de su historia y legado cultural de la guerrera y valiente Nación Huanca.

Al ingresar a su interior podemos sentir la energía de nuestros antepasados, y saber qué hace muchos años, estas moradas albergaron a los primeros hombres que habitaron este valle.

Recorremos todas las viviendas que aún se mantiene en pie, pues es triste y lamentable ver que muy pocas están en buen estado. Según investigaciones, aquí se levantaban unas 200 edificaciones, pero en su mayoría están prácticamente derrumbadas.

Como en muchos lugares turísticas o centros arqueológicos, los encargados de preservar y conservar estos lugares monumentales brillan por su ausencia. El Ministerio de Cultura tiene tiempo para reaccionar.

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