La falta de gerencia por parte de las autoridades regionales y locales, sumada a su falta de capacidad para gastar eficiente y eficazmente y su poco compromiso en la lucha contra la corrupción están alimentando exponencialmente al imaginario social de los peruanos respecto de que tenemos un Estado ineficiente, un Estado que no sirve para solucionar nuestros problemas, un Estado al que no vale la pena legitimar; en consecuencia, tenemos un Estado fallido, el cual no soluciona nuestros problemas, sino que, por el contrario, los acrecienta.

Un ejemplo de lo anterior es lo que está ocurriendo en el norte de nuestro país: estamos siendo testigos de su incapacidad ante la epidemia del dengue, máxime cuando se cuenta con los recursos suficiente; pero no hay capacidad de gestión local y regional. Otro ejemplo lo encontramos en el sur donde se registran cifras lamentables que señalan que la pobreza multidimensional se está afianzando: solamente en Puno 730 mil peruanos carecen de algún tipo de servicio básico.

Para solucionar este problema tenemos dos excelentes instituciones para educar respecto de los lastres señalados arriba: la Escuela Nacional de la Administración Pública de SERVIR y la Escuela Nacional de Control de la Contraloría. Solamente es una decisión política y saber articular. La infraestructura educativa virtual, los docentes entrenados, las metodologías educativas están allí listas para aprender sobre la óptima gestión del aparato público; incluso estas metodologías han sido validadas por lo que no hay nada qué inventar. Esperamos sapiencia de nuestros gobernantes para adoptar esta propuesta y así terminar con las falencias en la gestión pública.