Dicen que cada leyenda o mito encierra una cuota de realismo. En ese sentido, resulta difícil rebatir dicho enunciado con el cuento de Palla-huarcuna, que se desarrolla entre los distritos de Pucará y Cullhuas, muy cerca de la carretera interregional que une Junín con Huancavelica.
Aunque el texto documentado señala de Izcuchaca, que está 50 km más al sur, las poblaciones locales aseguran que Pallahuarcuna está en sus predios, maldiciendo a los hombres por su triste final de morir por el pecado de amar.
Traducido significaría “lugar donde cuelgan a las mujeres”, sitio que aparece en el relato de Ricardo Palma, donde narra que una hermosa doncella rechazó el amor del inca Túpac Yupanqui, que la pretendía y que prefirió la muerte para encontrarse en el más allá con su verdadero amor a quien los incas habían asesinado.
En ese marco literario, el dolor sufrido por la mujer quedó plasmado en la pared de un cerro que está en una quebrada atravesada por un camino inca que recorre de norte a sur y viceversa.
Esta historia no es nueva, viene del siglo XIX y, con el paso del tiempo, los campesinos comenzaron a fantasear e infundir temores.
La figura estampada en la pared del cerro ha sufrido transformaciones, apenas se observan sus extremidades y vientre, aún así, es considerada mística. Antaño, cuentan los lugareños, se advertía una imagen femenina perfectamente moldeada por la naturaleza. No solo eso, las aguas que discurrían de lo alto pintaban la figura, haciéndola parecer una mujer golpeada por el sufrimiento.
Campesinos como Heráclides Córdova menciona que el lugar está maldecido, por lo que pasar sin dejar una ofrenda es ofensivo y de mala suerte.
Otras versiones dan cuenta que es una Virgen que cuida los tesoros circundantes. Coincidencia o no, hacia ambas márgenes del camino inca existen indicios de excavaciones.
Julio Bendezú, explorador arqueológico, señala que hubo muchos aventureros que excavaron por la zona con afanes de encontrar oro, porque sabían de este relato.
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