Yanacmarka está situada en el centro poblado de Yanec, distrito de San Pedro de Cajas, provincia de Tarma. Para llegar a este santuario de nuestros antepasados, es necesario realizar un viaje de cinco horas desde la ciudad de Huancayo. El trayecto está lleno de cañones, precipicios y una geografía enigmática.

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Desde la plaza principal, se camina más de una hora debido a la falta de transporte y a la ruta accidentada. Una pisada en falso implicaría caer al precipicio. Cada paso debe darse con cautela y la adrenalina se mezcla con la emoción, mientras avanzamos por este desafiante sendero, rodeados de la imponente belleza de los Andes.

Al llegar a Yanacmarka, parece que te adentras en una civilización andina perdida. Durante el recorrido, nos tropezamos con la puerta de una de las viviendas y quedamos maravillados con la estructura de la construcción y la perfección de la alineación de las piedras. La habilidad y precisión con la que fueron ensambladas estas piezas milenarias, nos dejan sin aliento, recordándonos el ingenio y la destreza de los antiguos habitantes de Yanacmarka. Es un testimonio asombroso de la maestría arquitectónica de aquéllos que vivieron antes que nosotros.

Cuando alcanzas la cima de este recinto sagrado, hogar de los primeros hombres que llamaron suya a esta montaña venerada, las antiguas edificaciones son un testimonio vivo de cómo los antiguos habitantes dominaron estas montañas y vivieron en armonía con la naturaleza.

Mauricia Echevarría nos detalla: “En estos lugares han habitado los primeros hombres de Yanec, y nosotros, los pobladores, teníamos prohibido acercarnos porque nuestro padre nos decía que aquí vivían los gentiles y podían hacernos daño. Es la primera vez que llego a este lugar y veo con asombro lo que han dejado nuestros antepasados”.

Según la información disponible, estos centros arqueológicos presumiblemente fueron abandonados tras la llegada de los españoles, como muchos otros que fueron deshabitados y ahora son los únicos testigos de legados dejados por los primeros habitantes.

Como en muchas fortalezas de los Andes, Yanacmarka ha sufrido el saqueo de sus tesoros. La riqueza cultural e histórica de este lugar ha sido vulnerada por quienes, motivados por la codicia, se han llevado fragmentos invaluables del patrimonio cultural. Sobre ello, un poblador nos explica que hace tiempo en sus visitas ha visto restos humanos muy conservados en las cuevas, pero ahora han desaparecido.

Nos asombra cómo nuestros antepasados lograron dominar este terreno tan accidentado, construyendo viviendas y templos con una destreza admirable. El antropólogo Ricardo Arango explica que “dominar una geografía tan accidentada les permitió sobrevivir en condiciones extremas; pero, a la vez, fue la base de su economía y vivencia”.

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Por ello, los pobladores de estos lugares siguen utilizando los andenes heredados de sus antepasados y viven de la agricultura y la ganadería.

Sin embargo, estos santuarios permanecen olvidados en el tiempo. Por ello, es necesario la intervención de las autoridades de cultura y otras instituciones, para efectuar un trabajo conjunto, respecto, entre la comunidad y los organismos del Estado. Pues, sería un lugar ideal para el turismo comunitario y vivencial, generando una alternativa de desarrollo integral para las comunidades olvidadas ubicadas al entorno de Yanacmarka