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Funcionarios de la Administración Técnica Forestal de Flora y Fauna Silvestre (ATFFS) incautaron recientemente un loro que ha vivido durante más de 20 años con una familia. Con la justificación de realizarle una evaluación, el animal actualmente se encuentra encerrado en un “kennel” (jaula de transporte para perros).
El 1 de abril del presente año, la familia Luna afirmó que la policía y personal de la ATFFS ingresaron a su vivienda para verificar las condiciones en las que se encontraba el loro. Les indicaron que el ave debía ser trasladada al local de la ATFFS para una evaluación, donde permanecería en un espacio de dos metros por tres. Además, les informaron que se realizarían todos los exámenes y evaluaciones correspondientes en un plazo de 45 días.
Sin embargo, un familiar que fue a visitarlo encontró a Pancho, el loro, encerrado en un “kennel”, visiblemente entumido, cabizbajo y sin comer. Según el responsable de la ATFFS, este comportamiento era “normal” mientras el animal se adaptaba a la nueva situación. En el mismo lugar, se encontraron otros animales incautados, como monos y pericos, todos ellos también dentro de “kennels”.
La familia Luna lamenta profundamente esta acción de los responsables del ATFFS, ya que Pancho es parte de su familia desde hace más de dos décadas. Temen que, debido al estrés y la pena, el loro pueda fallecer, por lo que piden su regreso inmediato a su hogar.
Según los miembros de la familia, Pancho llegó a su hogar hace más de 20 años, después de haber sido abandonado por familiares lejanos. Durante todo este tiempo, aseguran haberle proporcionado una alimentación adecuada, atención veterinaria y un espacio amplio para vivir, que incluye la sala, la cocina, las escaleras y la azotea de su vivienda. En respuesta a la situación, han iniciado una campaña a través de las redes sociales para exigir el retorno de Pancho a su hogar.
Ante los mensajes en redes, una señora recordó qué en 2022, la ATFFS también se llevó su loro. A pesar de sus insistentes solicitudes, no le permitieron verlo y, finalmente, después de varios intentos, solo recibieron las fotos de su loro muerto junto con el certificado de defunción.