En las pampas del asentamiento humano San Marcos de León, en Chincha Alta, se produjo un salvaje asesinato. Los autores de este hecho llegaron en un automóvil, ubicaron a su víctima y descerrajaron sin piedad 15 disparos. Estos no abandonaron el lugar hasta no confirmar que Enrique Saul Palacios Atoche estaba sin signos vitales.
La tarde del martes último en esta zona donde se ejecuta un proyecto inmobiliario se advirtió la presencia de un vehículo sospechoso. Eran los asesinos que iban en búsqueda del personal de vigilancia. Palacios estaba sentado en una silla, cerca de su puesto de trabajo, acompañado de su perro, cuando nota que aparece el auto.
Enseguida desciende el copiloto y dos de los ocupantes de la parte posterior. Los tres con arma de fuego comienzan a realizar los disparos contra el trabajador. Los proyectiles golpearon diversas partes del cuerpo, pero se presume que el hombre seguía con vida. Este en un intento por escapar de la muerte trata de avanzar, pero queda tendido en el suelo.
Es allí donde los sicarios se acercan, miran a su víctima que estaba en posición de cúbito dorsal y pegan más disparos. A estos solo les importó ejecutar su plan y cobardemente propinan el ´tiro de gracia´. La tesis surge luego de encontrarse -a pocos metros del cuerpo- los casquillos de la pistola usada en este cruel asesinato.
Pero eso no fue lo único que hicieron los verdugos. Según una fuente oficial, en el lugar había dos personas que realizaban la construcción de veredas para la inmobiliaria. Ellos, aunque no muy de cerca presenciaron como se realizó la ejecución y también se convirtieron en blanco de las balas de los criminales. Por fortuna lograron refugiarse y quedar a salvo.
A los sujetos no les quedo más opción que abordar el auto donde esperaba el cuarto integrante de la banda y escapar con dirección desconocida. El caso ha quedado en manos del Departamento de Investigación Criminal de Chincha, que maneja como primera teoría que el asesinato se trataría por ´ajuste de cuentas´.