y representa el 17% de todo lo que produce la región. Entre los cultivos con mayor impacto destaca el espárrago, que cada año genera más de US$140 millones y sostiene miles de empleos en el campo. Su producción se concentra en distritos agrícolas de alto rendimiento, como Salas, hoy el principal aportante en Ica. Además de su peso económico, es un alimento apreciado

Industria del espárrago

Sin embargo, la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) ha identificado que el 2025 está siendo un año retador para los productores de espárrago. En 2024 las exportaciones ya habían retrocedido 7% frente al 2023, y la tendencia se mantiene: hasta septiembre de este año, los envíos volvieron a disminuir en 7% respecto al mismo periodo del año anterior.

“Involucrarse en la industria del espárrago ofrece grandes oportunidades por sus características productivas. Es un cultivo que puede cosecharse todo el año, abasteciendo mercados cuando la oferta europea cae entre marzo y mayo. Esa ventaja ha fortalecido su presencia en Europa. Aun así, el sector no ha logrado un crecimiento similar al de la uva, la palta o el arándano, debido a limitaciones productivas y, sobre todo, a la caída de los precios internacionales que se observa ahora”, explicó Gabriela Espinar, economista de REDES.

Según la Sunat, el valor exportado se redujo por la baja del precio del kilo de espárrago –que pasó de US$4.2 a US$3.8 en promedio– en un contexto de condiciones climáticas adversas y retrasos logísticos que afectaron los envíos. Esto llevó a muchos productores a ajustar sus áreas de cultivo y contribuyó a que la producción en Ica cayera 11.5% entre enero y agosto frente al mismo periodo del 2024.

Aun así, Espinar señaló que el espárrago mantiene condiciones que mejorar el desempeño del sector. Indicó que, con riego ordenado y un manejo técnico constante, el cultivo puede elevar su rendimiento, lo que sustenta su potencial productivo. A ello se suma una demanda firme en Estados Unidos –destino de cerca del 70% de los envíos iqueños– y el mayor interés de mercados como el Reino Unido y Alemania, que este año aumentaron sus compras en 44% y 34%. Fortalecer estos vínculos comerciales y la confianza en la oferta peruana será decisivo para acelerar la recuperación del sector.

“Para revertir esta situación, es fundamental reforzar el trabajo con los pequeños agricultores, que son la base de la oferta. Mejorar su productividad con asistencia técnica, riego eficiente y acceso a tecnología puede elevar el rendimiento y reducir costos. Y, por supuesto, es necesario optimizar la gestión del agua en campo, porque permite programar mejor las campañas y sostener el nivel de inversión que impulsa al sector”, indicó la economista.

Además, para lograr la recuperación del sector también se requiere un rol activo del Estado. “Se necesitan políticas que impulsen infraestructura moderna, carreteras en buen estado y trámites más ágiles para la exportación. Esto mejora la logística, reduce costos y genera un entorno atractivo para invertir. Cuando el país ofrece reglas claras y servicios públicos que acompañan la producción agrícola, la inversión privada crece, y con ella los ingresos, el empleo y el bienestar de las familias que dependen de esta cadena”, concluyó.

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