La Municipalidad de Nasca ha desembolsado más de 2.2 millones de soles en un solo pago para la adquisición de vehículos destinados a la obra de los soterrados, a pesar de los cuestionamientos por presuntas irregularidades en el proceso de licitación.
Presunta irregularidad
Esta inversión permitió que el avance del proyecto, que inicialmente estaba en un 3.3%, se elevara al 24.2%. La obra, que tiene un costo total de 9.4 millones de soles, es la más cara de la gestión del alcalde Jorge Bravo, y debía entregarse el 17 de julio de este año. Sin embargo, las denuncias de falsificación de documentos han generado controversia en la comunidad.
A pesar del rechazo de sectores como Amaprovi y Cajuca, la obra ha continuado en zonas como la Avenida Circunvalación y Buenafé. En Cajuca, a pesar de la oposición vecinal, el consorcio Tallín ha seguido con la instalación de estructuras para los contenedores subterráneos. Los vecinos han expresado su malestar, argumentando que no hubo consenso ni suficiente información antes de iniciar las obras, lo que ha intensificado la polémica alrededor del proyecto.
Uno de los puntos más controvertidos surgió en una sesión de consejo, donde el regidor Nils Guamantumba presentó documentos que señalan presuntas irregularidades en la oferta del consorcio Tallín. Un certificado de experiencia de la ingeniera Kiara Hernández Paredes, presentado como responsable de calidad de la obra, tiene fechas que no coinciden con la ejecución del proyecto en Vistalegre, lo que genera sospechas de falsificación. Además, la empresa que emitió el certificado, Jyayer Civil Electromecánica SAC, no estaba autorizada para contratar con el Estado en 2020.
El consorcio Tallín, que fue el único postor en la licitación, está compuesto por dos empresas: Constructora Servicios Generales de la Construcción Cromacón SAC y Constructora y Servicios Generales Sol y Duna SAC. Esta última ha sido vinculada en investigaciones anteriores por irregularidades en proyectos gestionados por el exalcalde de Vistalegre, José Luis Gutiérrez Cortés, en la obra de Marcona. Esta situación ha encendido alarmas sobre la transparencia en la actual obra de Nasca.
El avance de las obras ha sido ágil tras la significativa inversión, con excavaciones y la instalación de estructuras subterráneas ya en proceso. Sin embargo, la comunidad sigue dividida entre quienes consideran necesaria la obra y quienes creen que no responde a las prioridades locales, además de los serios cuestionamientos sobre la legalidad del proceso.
En medio de este panorama, los pedidos de investigación sobre las presuntas irregularidades aumentan. Mientras tanto, el consorcio Tallín ha comenzado a acelerar los trabajos para intentar cumplir con los nuevos plazos de entrega, a pesar de la creciente desconfianza y las acusaciones de corrupción en su contra.