Cada 20 de junio y 20 de noviembre, cientos de pisqueños y devotos de distintas partes del país cumplen una de las costumbres religiosas más emblemáticas de la región: caminar a pie hasta el pueblo de Humay. Este acto de fe en honor a Luisa de la Torre Rojas, conocida como la “Beatita de Humay”, se realiza como promesa, penitencia o pedido especial ante su tumba, donde miles han expresado su devoción a lo largo de generaciones.
Tradición religiosa
Las fechas tienen un profundo significado espiritual. El 20 de junio se conmemora su nacimiento y el 20 de noviembre su fallecimiento. En ambas jornadas, la fe mueve a los creyentes a recorrer de noche o madrugada el camino hacia Humay para agradecer favores o solicitar nuevos milagros. Este año, además, para la víspera se ha programado una noche de alabanzas en la plaza del distrito, en preparación a las actividades religiosas centrales.
Los orígenes de esta tradición se remontan al 21 de noviembre de 1869, día en que falleció Luisa de la Torre. Ese mismo día, centenares de pisqueños acudieron a caballo o a pie para acompañar sus exequias. La devoción fue tan intensa que muchos intentaron llevarse restos de su ropa o pertenencias, por lo que el sacerdote dispuso su entierro inmediato. Desde ese momento, la caminata se consolidó como un acto anual de fe que, con los años, llegó a convocar a miles.

Quienes han cumplido la promesa conocen bien el sacrificio que implica: ampollas, dolores musculares y largas horas de caminata durante la noche. Antes de que se asfaltara la carretera Los Libertadores, el recorrido era aún más duro, entre piedras, ripios y la temida curva de Ananá, donde incluso perros guardianes perseguían a quienes intentaban acortar camino. Pese a todo, la fe y la constancia siempre impulsaron a los peregrinos hasta llegar a la tumba de la Beatita.
Para hoy viernes 21, día central, se han programado varias actividades religiosas: a las 7:30 a. m. y 9:00 a. m. se celebrarán misas de intenciones por la salud y los difuntos; a las 10:00 a. m. se llevará a cabo una jornada de fe y sanación; y al mediodía se celebrará la misa central de fiesta en honor a la Beatita de Humay. Aunque hoy el número de caminantes ha disminuido y muchos prefieren acudir en movilidad, la tradición continúa viva, manteniendo intacta la devoción que por más de un siglo ha marcado la identidad espiritual de Pisco.
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