Gracias a la presentación del libro “Canción del Azahar y otros poemas”, de la destacada maestra Dina Amada Sánchez Baca, tuve la oportunidad de conocer en persona a Carlos Vega Ocaña y de conversar un poco sobre su incesante labor como investigador, editor y escritor.
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Si bien todas sus publicaciones son valiosas, me interesó conocer particularmente su producción literaria. Este interés me llevó a concertar una reunión de diez minutos con él. Luego de algunas horas de conversación (el tiempo es inasible), salí cargado de libros y, especialmente, de expectativas por sumergirme en su literatura.
Gracias a esta conversación y a la lectura de sus libros, he descubierto el férreo compromiso de Carlos Vega Ocaña con el conocimiento y la valoración de la naturaleza y la historia. Ya sea individualmente o en coautoría con Fátima Vega Castro, este escritor nacido en el pueblo de Uchucmarca (provincia de Bolívar) ha incorporado en sus creaciones literarias un apremiante llamado al corazón y a la consciencia de los lectores.
Una pequeña muestra de este llamado son los libros “La leona de Kumullca y otros cuentos ecológicos” (2018 y 2019), “Colibrí, mensajero de los dioses” (2020), “Oro encantado. Relatos liberteños sobre tesoros y entierros” (2021) y “La Amazonía en llamas” (2021).
Sobre “La leona de Kumullca y otros cuentos ecológicos”, el preeminente maestro Saniel Lozano Alvarado manifiesta que estos “cuentos, por su alta capacidad de humanismo y personificación, contienen también un valor metafórico y simbólico: es el llamado del autor al conocimiento, comprensión, preservación y amor por la naturaleza, el cosmos en el que la vida del ser humano debe ser hermosa, noble y pura”.
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Por mi parte, luego de leer “Colibrí, mensajero de los dioses” diré que en sus textos la naturaleza se funde en un comprometido abrazo con la historia, para invitarnos a enriquecer nuestros conocimientos, pero sobre todo para brindarnos un mensaje mágico y alentador. Como bien lo señala Fátima Vega Castro (la coautora), este libro “es una carta llena de amor y elevación para energizar nuestras almas; no solo para conocer y apreciar nuestra cultura, sino para engrandecer esa luz que todos llevamos dentro”.
“Oro encantado. Relatos liberteños sobre tesoros y entierros”, por su parte, es una invitación “a emprender aventuras imaginarias o reales en busca de ese tesoro que en algún lugar nos aguarda”. Es una muy buena selección de crónicas, leyendas, mitos y relatos populares. Su lectura constituye en sí misma un viaje por la historia de nuestra tierra y, especialmente, por el imaginario colectivo que nos trasciende y que nos invita a conocerlo.
Como ya lo dije, estos no son los únicos libros o materiales de lectura que Carlos Vega Ocaña ha publicado. No obstante, esta vez he querido priorizar aquellos que están directamente relacionados con la literatura o con esa urgente invitación a la lectura y al compromiso con el medio.
“La Amazonía en llamas”, su más reciente libro, es un homenaje a la vida y una ingeniosa exhortación a la toma de consciencia.
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Lo integran seis conmovedores y ejemplares relatos: “Amigos por siempre” (una tierna historia de amistad entre un curioso niño y unos saltarines conejitos), “¡Yo sin ti no vivo” (la envolvente historia de una hermosa abeja macho y una bella orquídea), “La nube que quería ser río” (una alegoría muy didáctica sobre el ciclo del agua), “Papayas enanas” (una aleccionadora historia sobre el valor de la agroecología), “La Amazonía en llamas” (una dramática historia y, al mismo tiempo, una abierta crítica a la ambición desmedida del ser humano) y “La sachavaca y la pampa encantada” (la importancia del comportamiento animal en el proceso natural de la regeneración de la vida, en el bosque).
Como muy bien lo señala la ecologista Tatiana Espinosa (ARBIO PERÚ), “este libro nos muestra que todos estamos cumpliendo una función en esta vida” y, al mismo tiempo, nos “comparte mensajes que son urgentes de transmitir a las nuevas generaciones”.
Antes de culminar con mis comentarios, quiero destacar el cuidado y el cariño que Carlos Vega Ocaña le imprime a sus publicaciones. Su amor a la vida y su compromiso con el cuidado y preservación de la naturaleza se manifiestan en todos sus extremos.
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Además del adecuado registro lingüístico, cada relato viene acompañado de cuidadosas, coloridas y representativas ilustraciones. Esta armonía visual estimula la conexión con cada historia y favorece su comprensión. Pero hay algo más: cada relato es antecedido por una dedicatoria (a familiares, amigos, agricultores, colegas, etc.). Este detalle revela la gratitud y el valor que el autor le otorga a quienes se suman en el camino…
Espero, pues, que más maestros y maestras, más padres de familia y más niños y jóvenes lean los relatos de Carlos Vega y, desde la sensibilidad que despierta la lectura, se sumen en este compromiso: ¡conocer y valorar cada espacio y cada ser vivo de nuestro planeta!

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