Desde hace un buen tiempo, la crónica periodística es un género que avanza de manera silente en nuestro medio. Si bien son pocos los escritores que se han animado a cultivar este género, ya desde César Vallejo (universalmente conocido por su poesía) la crónica ha tenido, con mucha modestia y perfil bajo, su propio espacio y valía.
Es que, en palabras de Leila Guerriero, “el periodismo narrativo es un oficio modesto, hecho por seres lo suficientemente humildes como para saber que nunca podrán entender el mundo”. No obstante, ella misma califica a quienes lo cultivan como “lo suficientemente tozudos y lo suficientemente soberbios como para creer que esos intentos les interesarán a todos”.
Y esto es lo que representa TERCERA PERSONA, de César Clavijo. ¡Un libro de veintidós crónicas, surgidas de la invisibilidad y escritas con la tozudez de quien pretende despertarnos el interés! Parafraseando al genial José Saramago, diría que Tercera persona, nos revela hechos que, viéndolos a diario, no los vemos. Pero que, al leerlos, no solo recobran su visibilidad, sino que se constituyen en suaves y latentes golpes a la conciencia y al corazón.
El libro está organizado en cuatro secciones: Criaturas musicales, Mil oficios, El mundo es ancho y ajeno, y El destino no tiene favoritos. Como podrán notar, los títulos de estas secciones recogen alguna tesis (una afirmación) o toman el nombre de un cuento, una serie televisiva, una novela o de una película. Sin embargo, más allá de la coincidencia, estos títulos representan, subsumen y cohesionan muy bien las distintas historias que reúnen.
Asimismo, en concordancia con el título del libro (Tercera persona), tanto los nombres de las secciones como los de las crónicas hacen referencia a ellas, ellos, él o ella (la tercera persona, en plural o en singular): Criaturas musicales (Los criollos, El sonero, El trompetista, Los salseros, El dj y La bailarina); Mil oficios (El robot, El guardaespaldas, El payaso, El taxista, La dama de los sombreros, El alcalde y Los periodistas); y así en las demás secciones... No obstante, como bien lo expresa el mismo autor, aquí “las fuentes se convierten en personajes; los lugares, en escenarios; y las declaraciones, en diálogos”.
Y es justamente este hecho lo que hace del libro una fuente de deleite verbal. ¡No es la historia únicamente; es el tratamiento de esta!
Leila Guerrero dice, al respecto, que “el periodismo narrativo es, ante todo, una mirada –ver en lo que todos miran algo, que no todos ven– y una certeza”. Y ello es lo que evidencia César Clavijo con sus crónicas: la sensible y aguda mirada del hombre que ve lo que los demás miramos sin ver. Y no solo eso, sino la certeza de encontrar en el lenguaje literario el medio idóneo para compartirnos lo que sus ojos, sus latidos y su conciencia internalizan en el devenir cotidiano de la vida.
Tercera persona es un libro que nos envuelve en las vicisitudes de sus protagonistas (hombres y mujeres invisibles, así como espacios igual de invisibles) y, al mismo tiempo (como quien no quiere la cosa), nos hace reflexionar sobre lo que somos como colectividad. Y he ahí el valor del título: este encierra una muy bien disimulada crítica; en realidad, Tercera persona no habla únicamente de él, ella, ellos o ellas; en verdad, alude y convoca a ese Nosotros que tanta falta nos hace.
A través de estas sugestivas crónicas, el lector no solo revive la cotidianeidad y se enfrenta al espejo de la vida; el lector se siente invitado a detenerse, a ver lo que ocurre en su entorno, a fijarse en esas terceras personas que habitualmente solo existen de manera referencial. Indudablemente, Tercera persona es un libro lleno de historias, y de lecciones.
Pero, adicionalmente, César Clavijo nos va soltando en cada texto una que otra cita o frase célebre tomada de una declaración, de un libro, de una película, de una canción… Este recurso trasluce la clara intención del autor de aprovechar cualquier espacio de escritura para contribuir en la formación cívica y cultural del lector. Hay en Tercera persona un loable compromiso con la ampliación, diversificación y enriquecimiento de nuestros mundos culturales. “Cultura y sensibilidad social es lo que necesitamos para ver”, parece decirnos el autor.
Como muy bien lo expresa Ricardo Vera Leyva, en el prólogo del libro, “César ingresa con todos los honores al más selecto grupo de periodistas narrativos de nuestro país”, pues ha sido capaz de “convertir sus relatos en espejos que permiten medir los límites de nuestra propia humanidad”. Y parafraseando a Leila Guerriero, yo diría que César Clavijo no solo consigue que el lector dé por cierta cada historia, sino que provoca el disfrute de la lectura en cada una de ellas.
Y diría algo más: estos relatos nos encaran afablemente con nuestras debilidades y nos invitan con mucha sutileza a ser más humanos y a ver en esas terceras personas, al tú, al yo, al nosotros. ¡TERCERA PERSONA es un delicioso libro que vale la pena leer!