Nacido en Huanchaco un 14 de diciembre de 1959, el poeta Carlos Rómulo Baldwin del Castillo, conocido como Carlos Tataje, ha fallecido hoy sábado 21 de octubre del 2023, a la temprana edad de 63 años, tras una fugaz y valerosa lucha contra el cáncer, según informa su sobrino el cineasta Fernando Mendoza, en su cuenta de Facebook.
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“Sus restos se velarán desde hoy por la tarde en la iglesia de la Medalla Milagrosa, en San Andrés. La misa de cuerpo presente será mañana domingo 22 de octubre a las 3 p.m. Su funeral será en el cementerio de Huanchaco a las 4 p.m.”, publicó Mendoza.
Poeta multifacético
Si bien, la calidad de sus versos le otorgó a Carlos Tataje sus mayores reconocimientos, también fue narrador, pintor, estudioso de las civilizaciones andinas (en especial el Tahuantinsuyo), periodista, fotógrafo, diseñador gráfico, asesor de empresas, publicista, director de periódicos y productor televisivo con estudios en ingeniería química por la Universidad Nacional de Trujillo.
Viajó a España en 1987 cuando los peruanos emigraban por la guerra interna, la crisis económica y una sucesión de gobiernos desastrosos. Allí dirigió durante diez años la Academia de Arte Forvm en la ciudad de Vigo; así como fue directivo del grupo periodístico La Región de Orense.
En el 2002, editorial Verbum le otorgó el Premio de Poesía Gastón Baquero, por su poemario Dedicatorias, cuya edición física se puede conseguir por Amazon. El jurado apreció: “la acertada recuperación de un subgénero poético presente ya en Horacio y en Virgilio, y frecuentado por nuestros autores del Siglo de Oro”.
Asimismo, el jurado destacó también: “la pericia de los textos, convertidos en un instrumento sostenido para el homenaje y la sátira, la ironía y la ternura, con los cuales el autor enriquece y da nuevo aliento a lo que fuera pórtico circunstancial de otros tiempos”, como deja constancia Pío Serrano, su editor, en el comentario del libro.
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De regreso al Perú
Se quedó en la península hasta el 2006, cuando retornó a Trujillo cargando un sinnúmero de textos inéditos y conocimiento acumulado. Como muestra, su obra mayor: el ensayo inédito Willkaq Inga, filosofía de los soberanos del Tawantinsuyu, el cual resume tres décadas de investigaciones sistemáticas y que contó con la asesoría del historiador Manuel Ballesteros Gibrois.
La primera parte de Mundo Inca. La verdadera historia del Tawantinsuyu apareció recién en 2017, bajo el título de Fundamentos, en un reducido tiraje auspiciado por la institución educativa Kepler y que durante su presentación en la Feria de Libro de Trujillo generó un acalorado debate entre los académicos e historiadores asistentes.
Sin embargo, para los jurados sus mayores logros los obtuvo Tataje en el campo de la Literatura: el segundo lugar en el concurso de cuentos organizado por la III Feria del Libro de Trujillo, 2007 con “El premio Schanzenbach”; luego, en el 2009 resultó finalista del premio de novela organizado por el 170 aniversario del diario El Comercio con La travesía de Jaumá Aurich. Para el 2014, fue finalista del I Concurso Nacional de Ensayo del diario El Comercio: Peruanos al bicentenario, con “La papa sin corbata”; y también finalista en la XVIII Bienal de Cuento de Petroperú, Premio Copé, con “El memorial de Guachaque”. En el 2015, quedó finalista en la XVII Bienal de Poesía de Petroperú, Premio Copé con el poemario Kay Pacha.
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Merecido epitafio
No obstante, los reconocimientos citados aumentan su leyenda, su poemario más celebrado por aquellos que hemos seguido su obra se llama Epitafios (PetroPerú, 2011), por el cual recibió el Premio Copé de Plata en la XV Bienal de Poesía de Petroperú, en 2009.
Este libro constituye una verdadera revelación por la ambición de su apuesta y el arriesgado trabajo de cada línea, si lo comparamos con lo publicado por la repetitiva lírica liberteña (y hasta nacional) en lo que va del siglo, salvando algunas contadas excepciones.
En Epitafios nos transportamos a través del tiempo y el espacio desde Gilgamesh y Hammurabi, pasando por los presocráticos, filósofos, poetas y sabios de la antigua Grecia, así como de China, además de generales y emperadores romanos, santos de la primitiva iglesia católica, y filósofos árabes y judíos, hasta llegar a la edad moderna con un número casi infinito de “epitafios” a personalidades españolas (desde Jorge Manrique hasta Camilo José Cela).
A partir de allí aparecen nombres más cercanos: Napoleón Bonaparte, el Marqués de Sade, Mijail Bakunin y el príncipe de Kropotkin, mezclados entre poetas a granel: Oquendo de Amat, Kavafis, Alfonsina Storni, Pessoa, Eguren, Edgar Lee Masters, Allen Ginsberg, Borges, Martín Adán, Westphalen; y líderes infames tipo Mussolini, Hitler, Stalin, Franco, Mao, Hiro Hito o Nixon.
Así también, los pintores Picasso, Dalí y Frida Khalo junto a los legendarios músicos Camarón de la Isla, Édith Piaf, Yma Sumac y Chabuca Granda son recordados a lado de santos como San Martín de Porres y la Madre Teresa de Calcuta. Por citar a algunos.
Lo mejor de Epitafios radica en el cultísimo nivel de su burla, mofa, sorna o sátira más el humor corrosivo que acompaña cual reproches las posibles lápidas de estos muertos ilustres. Acá la imitación del estilo es intencional (léase tributo), asimismo, la crudeza de la mayoría de sus pasajes ostenta esos huevos que hace mucho se reclama a nuestras inocuas letras nacionales.
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Comentan los poetas
La mayoría de la escena cultural trujillana se enteró de su partida por el poeta David Novoa, quien hoy a las 9:19 a.m. publicó en su perfil de Facebook: “Que descanses en paz poeta loco, libre, intelectual y sumamente talentoso: Carlos Tataje”.
Los comentarios no se hicieron esperar y nuestro laureado vate chepenano, Ray Paz Quesquén, filósofo y pedagogo, acotó: “Tataje abordó una poética de la mimesis, un platónico del estilo, pero un cronista de los temas. Intertextualidad y polifonía, sus recursos favoritos, ahora en estos momentos de huida, cuál será su mejor epitafio; esperamos no el olvido, ni el poco estudio de su obra”.
A su vez, el cantautor Rafael Vigo Sosaya se refirió así a Carlos Tataje, tras enterarse de su partida: “Qué puedo decir de quién caminando por Trujillo, como en una película hecha con un microscopio, parece haber impreso sus huellas en otros tiempos de distintos colores, que quién habiéndole respondido al transeúnte le respondió a Pitágoras y se rio con Borges, probó al mismo tiempo el nuevo viento que sintió Zhuang Ze en el rostro. De Tataje hay más para leer que para decir”.
Así también, el poeta y crítico Joe Guzmán escribió para Lima Gris: “Tataje me hace recordar a los escritores poco reconocidos que formaron parte de las insurgencias provincianas (el grupo “Norte” en Trujillo, “Aquelarre” en Arequipa, “Orkopata” en Puno) y cuestionaron un modernismo desgastado en las primeras décadas del siglo XX, para luego explorar e iniciar los nuevos caminos de la vanguardia peruana y reivindicar el mundo andino. Su conocimiento, respecto a la filosofía del mundo incaico, y talento como poeta y narrador están formados por un mismo lazo: la pasión por la historia”.
Asimismo, el poeta y compositor chimbotano Renato Castillo, en una entrevista del 2017 a Carlos Tataje, afirmó: “Epitafios, 2009. Con este poemario siento que conozco a Carlos desde siempre y no porque su estilo tenga una peculiaridad notoria; sino porque él mismo es varios estilos, o más precisamente, no es ninguno; pues todos los adopta de sus ilustres difuntos, tamaña empresa que le impone la ambiciosa temática de su libro”.
Por su parte el dramaturgo e investigador vallejiano, Alfredo Mego Montes sentenció conciso sobre Tataje: “Poesía sobria, envolvente, directa y encaradora”.
Como se aprecia, Carlos Tataje fue al parecer mucho mejor leído y valorado por las generaciones más actuales de jóvenes poetas y gestores culturales, y qué más quisiera poder decir algo así cualquier otro vate. Como muestra cerramos este merecido “epitafio” con este tributo en verso de la poeta trujillana Carolina Salazar Merino, con quien Tataje colaborara en los últimos años:
a Carlos Tataje
me vienen palabras ensimismadas en un cascarón que encontraron en Elea / en donde la remembranza cayó sobre ti como la manzana de Newton / para contar la historia de los desdichados sin refugio / de esos, a los que por su nombre habitaron la gran esfera celeste / hormigas que habitan el cielo como estrellas, ahora tú emerges al sol como una de ellas / para pensar en ti confío / ahora navegas en mi estado platónico / y en el albor de tanta entropía / tu voz resuena en las calles atrofiadas por el político ubérrimo / tu voz resuena como una reflexión acompasada entre tanto silencio citadino / como un golpe resuena / generando un eco en el hombrecéfalo / como una consciencia, / ni Freud ni Lacan ni Jung han de escribirte / tantas tantas cartas en vida / ahora, entre tanta metafísica / habrás de conocer el último gemido / y habrán esas pobres almas de corresponder tu’aullido.