Bebé al lado de su madre tras la operación en el INSN San Borja. | Foto: Cortesía.
Bebé al lado de su madre tras la operación en el INSN San Borja. | Foto: Cortesía.

Cirujanos cardiovasculares del realizaron una cirugía de alto riesgo a corazón abierto a una bebé de diez meses que nació en plena pandemia, logrando corregir una cardiopatía congénita compleja y brindarle una segunda oportunidad de vida. Su madre Catherine Málaga Vivar se reencontró con su hija después de 2 semanas y cuatro días.

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Luana N.M. nació con una combinación de varios defectos cardíacos, es decir con un orificio grande en el tabique que separa el lado derecho del corazón del lado izquierdo denominado defecto del tabique auriculoventricular, y en vez de tener las válvulas Mitral y Tricúspide, tenía una sola válvula atrioventricular que conectaba las cuatro cámaras del corazón y que en conjunto impedían el normal funcionamiento de este órgano vital y la distribución adecuada de la sangre hacia las diversas partes del cuerpo.

El cirujano cardiovascular, Julio Peralta, explicó que esta cardiopatía congénita provocaba, que al mínimo esfuerzo que la niña realizaba para lactar, un verdadero suplicio por el cansancio que esto le provocaba. Luana, no tenía fuerzas para alimentarse y se iba desnutriendo poco a poco. Además, su corazón cada vez se dilataba y debilitaba, no tenía la capacidad de bombear suficiente sangre y oxígeno hacia el resto de su cuerpo ocasionándole insuficiencia cardíaca congestiva e hipertensión pulmonar poniendo en riesgo su vida.

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El equipo multidisciplinario de Cirugía Cardiovascular, entre cirujanos, anestesiólogos, enfermeros y técnicos de enfermería, realizó una operación de emergencia el 6 de abril que consistió en la reconstrucción de esta válvula atrioventricular en dos válvulas atrioventriculares independientes y competentes, así como la separación de las cuatro cámaras cardiacas teniendo cuidado que el flujo sanguíneo no tenga obstrucción a través de estas estructuras. La operación riesgosa y compleja duró cerca de 4 horas.

“Cada caso es una historia de lucha, superación, solidaridad, empatía y amor. Nos sentimos felices de realizar exitosamente estas cirugías en tiempos difíciles de pandemia y salvar a niños con cardiopatías congénitas graves, ellos no sólo requieren un diagnóstico precoz, sino también un tratamiento oportuno y eficiente y por fortuna nuestro Instituto así lo viene haciendo”, precisó.

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