Cuatro de cada 10 niños de la población de 6 a 35 meses de edad tiene anemia a nivel nacional, reveló la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes 2020) presentado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). El estudio señala que la prevalencia de la anemia en el este grupo de menores fue del 40%, un resultado que mostró que apenas hubo una reducción de 0,1 puntos porcentuales en comparación con lo registrado en el 2019.
La mayor proporción se registró en el área rural (48,4%) que en el área urbana (36,7%). En los últimos cinco años (2015-2020), la anemia disminuyó en 3,5 puntos porcentuales, al pasar de 43,5% a 40,0%.
A nivel departamental, esta deficiencia de hemoglobina en la sangre afectó en mayor proporción a las niñas y niños de Puno (69,4%), seguido de Ucayali (57,2%) y Madre de Dios (55,0%), precisa el INEI.
En tanto, la cuarentena por la pandemia y el trabajo remoto benefició a los bebés. El 68,4% de menores de seis meses recibieron lactancia materna exclusiva en el 2020 que significó un incremento de 3,2% en comparación al año 2015.
De acuerdo al estudio, el mayor porcentaje de lactancia materna se presentó en el área rural (81,0%) que en el área urbana (63,4%). Los departamentos que mostraron mayores porcentajes fueron Ancash 88,6% y Junín 87,5% mientras en menores porcentajes se reportaron en Tumbes e Ica con 43,2% y 46,8%, respectivamente.
El informe revela que la desnutrición crónica afectó al 12,1% de la población menor de cinco años el año pasado. En comparación a los últimos cinco años (2015-2020) disminuyó en 2,3% puntos porcentuales. En el área urbana, incidió en el 7,2% de este grupo poblacional; mientras que en el área rural lo hizo en el 24,8%.
De igual modo, los departamentos más pobres presentaron la mayor incidencia en desnutrición crónica es el caso de Huancavelica (31,5%), Loreto (25,2%) y Cajamarca (24,4%).
Para la aplicación de la encuesta de la ENDES-2020, debido a la pandemia del COVID-19, se implementaron entrevistas vía telefónica, retornando paulatinamente a las entrevistas presenciales bajo aspectos de bioseguridad del personal de campo. También, se estableció una estrategia de recuperación de pruebas biomédicas de los meses de julio a setiembre, con la finalidad de ampliar la cobertura de las mediciones que no se pudieron ejecutar durante el aislamiento social obligatorio.