Carlos Castillo, residente de la Asociación Bellavista en Ñaña, distrito de Ate, denunció haber sufrido una serie de ataques a sus animales, los cuales él y sus vecinos atribuyen a la presencia de un puma.

En el caso más reciente, dos de sus cabras resultaron gravemente heridas debido a cortes profundos causados por las afiladas garras del felino. Afortunadamente, los animales lograron sobrevivir gracias a la intervención oportuna de los familiares de Castillo, quienes, alertados por el ruido, acudieron rápidamente al lugar y lograron ahuyentar al depredador, que dejó una huella distintiva en un cartón.

Este incidente no constituye un hecho aislado. Hace seis meses, el mismo puma provocó estragos en varias viviendas aledañas, ocasionando la muerte de otros animales, incluidos lechones, cuyes, conejos, pollos e incluso un perro.

La comunidad ha descrito al puma como un felino de gran tamaño, con pelaje gris y cola larga, que parece haber encontrado refugio en las áreas boscosas cercanas al río Rímac.

A pesar de los esfuerzos realizados por los residentes para notificar a la Policía Ecológica y al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), no se ha logrado capturar al animal ni se ha ofrecido una solución definitiva a la problemática.

Ante la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades, los vecinos están evaluando la posibilidad de instalar una cámara nocturna con el fin de obtener evidencia clara de la presencia del puma y así presionar a las autoridades competentes para que tomen medidas adecuadas.

La creciente presencia de este depredador en la zona ha generado un clima de incertidumbre entre los residentes de la Asociación Bellavista, quienes esperan que, mediante la recopilación de pruebas y una atención más rigurosa por parte de las autoridades, se pueda encontrar una solución que garantice la seguridad de sus hogares y de sus animales.

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