Estamos a pocas semanas de terminar el 2025 y, con ello, Piura se alista para un nuevo verano: playas llenas de visitantes, un periodo de cosechas importantes y, a la vez, una temporada de lluvias que genera preocupación por los antecedentes recientes. Aunque todavía no existe una alerta por eventos climáticos de gran impacto para este verano 2026, el riesgo persiste: según el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), más de 369 mil piuranos podrían ser afectados por inundaciones.
“Entre el 2010 y el 2014, la economía de Piura registró un crecimiento sostenido impulsado por diversas actividades productivas y mejoras en infraestructura. Sin embargo, los eventos climáticos del 2017 y 2023, sumados al impacto de la pandemia, frenaron ese avance y, en los últimos años, la región ha estado en un proceso constante de recuperación. Por ello, es necesario adoptar medidas preventivas que reduzcan los daños asociados al clima y den mayor seguridad a la población”, señaló Germán Vega, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
Este año se han destinado S/38 millones a los tres niveles de gobierno para acciones de reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias. Se trata del monto más bajo de los últimos nueve años –desde antes del Fenómeno de El Niño del 2017– y marca un retroceso significativo: el presupuesto cayó 65% frente al 2024 y 78% en comparación con el 2023.
A la fecha se han ejecutado S/ 25 millones de los S/ 38 millones disponibles, lo que equivale al 66% del presupuesto. Algunas obras no registran avance, como el mejoramiento del servicio de protección en la ampliación del asentamiento humano La Primavera y en Ciudad del Pescador, en el distrito de El Alto. Otras tienen un progreso limitado, como la creación del servicio de protección y canalización en Divino Niño Parte Alta, también en El Alto, que solo alcanza un 53% de ejecución a falta de un mes para que termine el año.
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Vega advirtió que la caída en la asignación para prevención resulta preocupante porque no refleja el nivel de riesgo que enfrenta la región. Recordó que el Niño Costero del 2017 dejó pérdidas por más de US$ 3,000 millones a nivel nacional, según el Banco Central de Reserva, mientras que los daños asociados al ciclón Yaku se estiman entre US$1,300 millones, de acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas. “Las lluvias generan impactos económicos profundos. Reducir la inversión preventiva expone a las familias y frena la recuperación productiva. No podemos normalizar esta desatención”, señaló.
La evidencia internacional también muestra por qué es indispensable priorizar la prevención. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), cada dólar destinado a reducir riesgos puede evitar hasta 15 dólares en costos de recuperación. Incluso en infraestructura, la relación es contundente: invertir un dólar en obras diseñadas para resistir desastres permite ahorrar hasta 4 dólares en reconstrucción.





