A diestra y siniestra. No se salvan ni los ciclistas. El aumento considerable de rompemuelles en las calles de Piura –como ocurre en las avenidas Cáceres, Panamericana y San Ramón– ha generado preocupación y reclamos entre los conductores. En un recorrido realizado por las principales calles de la ciudad, salta a la vista cómo los reductores de velocidad causan malestar a conductores y pasajeros. Un ejemplo es Daniel Cueva, un mototaxista que encuentra sorprendente apreciar una cantidad excesiva de rompemuelles en una misma calle y con poca distancia de separación. ¿Es normal?
Un estudio realizado por el asesor del despacho de Alcaldía de la Municipalidad de Piura, Jorge Timaná Rojas, señala que es urgente revisar de manera detallada la instalación de los rompemuelles en la ciudad. Según el experto, el número y ubicación de estos dispositivos no fueron planificados. Las consecuencias son la ineficacia en el transporte público, la congestión en las vías y los gastos extras para los conductores por la reparación de sus vehículos.
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A pesar de las observaciones técnicas y el descontento de los conductores, las autoridades no han dado marcha atrás en la instalación de rompemuelles antitécnicos, que incumplen las regulaciones establecidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) y la ordenanza municipal N° 257.
Según ambas normas, los estándares correctos para implementar rompemuelles son: la distancia de separación será de 150 metros en zonas donde la velocidad sea de 50 km/h; de 100 metros en áreas donde la velocidad se mantenga en 40 km/h; y de 60 metros en puntos donde la velocidad sea de 30 km/h. Cuando se busque reducir la velocidad a 10 o 20 km/h, la distancia ideal entre rompemuelles deber ser de 20 metros. Según el Manual de Seguridad Vial, la distancia recomendada entre dispositivos de reducción de velocidad varía según los tramos distanciados para reducir el riesgo de lesiones graves en zonas con alto potencial de atropellos.
¿Y qué ocurre en Piura? Que la realidad contradice todos los manuales técnicos de seguridad vial. Por ejemplo, en la avenida Cáceres se han instalado ocho reductores de velocidad del mismo tipo en un tramo de 375 metros que va desde la intersección de la avenida San Ramón hasta la avenida Ramón Mujica. Es decir, la distancia entre reductores es de 46.8 metros, lo que supera la distancia recomendada entre reductores, que según la norma debería ser de 50 metros.
Además, en la misma avenida Cáceres se han colocado 11 reductores de velocidad, mientras que en las avenidas Panamericana y avenida D se han instalado 11 reductores y 3 rompemuelles en cada una, respectivamente, con un estimado de 49 metros de distancia entre ellos.
En la urbanización Santa Ana, en una calle paralela a la avenida Sánchez Cerro, hay un rompemuelles que tiene una altura de 7.7 centímetros de altura, cuando lo normal debería ser de cinco centímetros. Además, está tan mal hecho que los vehículos tienen que ir excesivamente lentos para evitar tener algún accidente o, en el mejor de los casos, que se malogren.
A pesar de que los rompemuelles están diseñados para mejorar la seguridad en las carreteras, en la actualidad, tal como han sido instalados, obstruyen la movilidad y afectan el flujo de tráfico. Los especialistas esperan que las autoridades tomen medidas con el fin de resolver este problema y alcanzar un flujo de tráfico más eficiente en Piura.
Para la elaboración de esta nota, intentamos contactar sin éxito a Augusto Saavedra Nolasco, jefe de Transporte y Circulación Vial de la Municipalidad de Piura, para saber si retirarán algunos de los rompemuelles mal colocados, pero no obtuvimos respuesta.
OBRAS IMPROVISADAS
Mela Salazar, directora de Vigilia Ciudadana, dijo que el alcalde de Piura, Gabriel Madrid, decidió continuar con el proyecto a pesar de las observaciones realizadas por los especialistas.
También precisó que dicho proyecto formaba parte de un convenio previamente establecido por el alcalde anterior, Juan José Díaz Dios, con el Ministerio de Transporte y Comunicaciones.
“Lo que realmente necesitamos son autoridades competentes y capaces de gestionar; en ese sentido, de no ser así, siempre estaremos lidiando con obras improvisadas”, concluyó Salazar.
(Esta nota ha sido elaborada por estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura. Colaboraron: Gabriela Vargas, Scarlett Timaná, Isabel Silva, Rómulo Fernández y Ana Chang).