La situación comercial en la frontera que une los países de Perú y Ecuador se agrava cada vez más debido a que desde el año pasado, que empezó la pandemia por COVID-19, las pérdidas económicas son incalculables, afectando al 90% de los comerciantes.
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En un recorrido por el emporio comercial del distrito de Aguas Verdes, en la región Tumbes, se aprecia que por más abiertas que estén las puertas de las galerías, la presencia de compradores es escasa, por no decir nula.
Al respecto, el alcalde de Aguas Verdes, Franklin Silupú Tello, manifestó que su distrito hasta antes de la pandemia por la COVID-19 ha sido una zona altamente comercial, cuya población estimada es de 22 mil habitantes y la gran parte ha vivido del comercio que se moviliza en esta zona de frontera.
Explicó que el 98% de la población ha sentido los estragos económicos por el cierre de fronteras por decisión de los gobiernos de Perú y Ecuador por medidas sanitarias a causa del coronavirus.
“Aquí sabemos que Aguas Verdes vive al 100 por ciento del comercio, y el cierre de fronteras nos afectó en un 90%, no hay otra forma de reactivar la economía si no es abriendo la frontera, porque por más que como municipalidad hemos gestionado obras, estos trabajos son temporales y no ayuda en todo”, sostuvo.
El burgomaestre Silupú señaló que la población aguaverdina está acostumbrada al intercambio del negocio entre Perú y Ecuador y ahora todos están sufriendo.
En tanto, Ricardo Arismendi Luna, dirigente de la Asociación de Cambistas de Moneda en Aguas Verdes, refiere que el distrito se ha convertido en una ciudad fantasma.
“Nosotros dependemos del negocio binacional, no hay flujo, no hay ingresos. De cada diez familias, ocho dependemos del comercio. Miren ahora como lucen nuestras calles, nadie circula, parecen un cementerio”, recalcó.
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“Abran la frontera”
Los comerciantes y autoridades piden al Gobierno Central que la frontera sea abierta bajo estrictos controles y así evitar que sigan pasando de manera ilegal productos y personas, que arriesgan su vida y su libertad, quienes muchas veces deben hacer pagos indebidos para no perder su mercadería.
“Nuestra frontera se ha visto mellada no solo por la pandemia, sino por personas tanto peruanas, ecuatorianas y hasta venezolanas vinculadas a la delincuencia que lucran por dejarnos pasar con lo poco que podamos vender”, precisó un comerciante.
Cabe mencionar, que permanentemente se hacen operativos, pero la frontera de Perú con el Ecuador por esta zona norte tiene más 300 kilómetros, imposibilitando que el control sea total.