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Sin abordar el tema económico y social, el historiador peruano Antonio Zapata -izquierdista “convicto y confeso”- cumplió el desafío de estudiar la derecha peruana analizando estrictamente los aspectos políticos e intelectuales que la hacen posible.

El profesor universitario, que en su libro titulado Pensando a la derecha (Planeta) toma como ejemplos a Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski, Alan García y César Acuña, también nos ofrece un ensayo sobre el panorama electoral actual a tres semanas de las elecciones presidenciales.

Según su análisis, el APRA, por ejemplo, vira de acuerdo al momento, hasta se podría decir que lo hace por conveniencia. ¿A qué se debe? 

El APRA es un partido que tiene esa peculiaridad, a diferencia de otros que ocupan un casillero preciso, claro y fiel en el espectro político. El PPC, por ejemplo, siempre ha sido de centro derecha. El APRA, en cambio, fue desplazándose de la centro izquierda a la centro derecha y, como tú dices, de acuerdo a la ocasión ha ido girando de un puesto a otro, y en este momento se ubica en el casillero de centro derecha, tan es así que se ha aliado con el PPC. García ha apostado por ocupar el puesto simbólico de Lourdes, que antes ella ocupó como candidata de los ricos.

¿Y esa alianza ha sido un acierto? 

Me parece que programáticamente estaban cerca; es decir, si analizas el programa del gobierno del PPC y del APRA, no son tan distantes. El APRA, en 2006 y 2011, ya se había situado bien en el centro derecha. Es una alianza que tiene sentido, pero en el transcurso de una campaña electoral se fueron descubriendo cosas. Se descubre que la ciudadanía estaba cansada de los partidos tradicionales por ser ineficientes y corruptos. La preferencia por (Julio) Guzmán, por ejemplo, no tenía nada de ideológica ni política, ni era por su programa, creció porque era nuevo. Entonces, en la práctica esta alianza se ha mostrado poco eficiente porque se han evidenciado como anquilosado (paralizado).

Ahora, usted ha comparado al fujimorismo con los gobiernos de Odría y Benavides y dice que es un híbrido... 

Lo que digo es que hay algunos gobiernos que son democráticos en lo económico, pero autoritarios en lo político, y que no puedes clasificarlos de una manera tan fácil. El fujimorismo es clientelista en su relación con los sectores populares. Como populismo de derecha tiene tres rasgos esenciales: autoritario en lo político, liberal en lo económico y regalos, dávidas, dones vs. lealtad en su relación con los sectores populares; o sea, intercambio de lealtad política contra favores.

¿Qué puede pasar si Keiko llega a la Presidencia? 

Me parece que Keiko está tratando de hacer una segunda generación. Conserva obviamente parte de la herencia de su padre, pero que tiene sello propio. Entonces, no es que vaya a cambiar del todo, no va a ser una caviar progresista, no, es una fujimorista, pero no idéntica a Alberto (Fujimori), sino alguien que quiere tener una peculiaridad en su gestión. Entonces, me parece que Keiko pretende ser un poco más liberal y menos clientelista, un poco menos autoritaria y un poco más tolerante. Pero la raíz es el fujimorismo. No está cambiado de matriz, está modernizándola.

Para terminar, ¿qué piensa usted acerca de la izquierda en América Latina, que en los últimos años ha sido cuestionada? 

El caso peruano es un poco singular, en el sentido de que la ciudadanía en 2011 votó por incorporar al Perú al giro izquierdista que estaba experimentando Latinoamérica, pero fue el Presidente quien decidió no tomar el camino que sus electores le habían señalado. Y, bueno, a consecuencia de lo cual, ha venido el gobierno que ya conocemos, con poca iniciativa, más o menos en piloto automático y con pocas realizaciones; ha sido un gobierno más bien mediocre. Ahora, los gobiernos de izquierda en América Latina han aprovechado sus sobrerrecursos para desarrollar programas sociales y esto da origen a un grado de clientelismo, en algunos países mucho más marcado que en otros. Venezuela, por ejemplo, es un caso extraordinario de clientelismo. En Bolivia la sobreganancia ha sido usada de un modo más racional y eso hace que Evo (Morales) siga siendo un personaje popular; lo mismo podemos decir de (Rafael) Correa. Sin embargo, me parece que son gobiernos que debido a que vivieron con muchos recursos empezaron a querer perpetuarse en el poder. Y no ha sido una buena idea, porque en el fondo la gente está más satisfecha en gobiernos democráticos que en reelecciones seguidas. Entonces, creo que es una izquierda que está terminando su ciclo y con varios escándalos de corrupción, sobre todo en Brasil, que hacen ver que, al igual que en la derecha y el centro, los males de corrupción pueden afectar a todos, incluso a los que se pretendían guardianes de la moral pública. La corrupción, pues, es un mal transversal.

Antonio Zapata

Historiador

Catedrático en la PUCP y la UNMSM. Doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Columbia (EE.UU.). Fue director y conductor de Sucedió en el Perú, de TV Perú.

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