La música la lleva en la sangre, y en su caso, no es una frase hecha, por eso, Dante Spinetta desborda en entusiasmo cuando habla de “Mesa dulce”, su quinto álbum solista que lo lleva a terrenos que, según él, lo representan. El hijo del mítico Luis Alberto Spinetta ha marcado su propio rumbo en la industria, camino que inició siendo muy joven al formar Illya Kuryaki and the Valderramas junto a Emmanuel Horvilleur.
Te dicen ahora el Señor Funk, ¿te gusta eso?
Cuando la gente me asocia a ese género musical me pone muy contento, porque no es solo eso, también desde el hecho de haber empezado a hacer la música urbana en un momento en que casi era mala palabra y que lo acepten. Los rockeros muy clásicos nos miraban como diciendo, esto qué será, qué hacen ustedes haciendo este mamarracho; pero nosotros queríamos convertirlo en una movida, y después en algo propio. Estar en la genética de la música urbana en Latinoamérica es súper importante.
¿Y en qué momento te diste cuenta que ya terminaba ese ciclo con Illya Kuryaki
Cuando empezamos cada uno a tener distinta energía en la música, bueno, el año 99, por ahí después de Leche, cada uno estábamos como en distintos bites, ¿viste?, distintos amigos, gustos musicales, y aparte habíamos estado toda nuestra infancia juntos también, porque nos criamos juntos.
Con Emmanuel empezaron casi niños.
Exacto, yo tenía 14 años, fue un momento también de experimentación propia, de salir a la vida, a armarse uno, no solamente como músico, sino como hombre, de ir por el camino, de investigar. El consenso todo el tiempo con otra persona del arte, también puede ser desgastante, el hecho de compartir las ideas, no por compartirlas, sino por tener todo el tiempo a alguien que te las tenga que aprobar y uno también aprobar las del otro.
Realmente puede resultar agotador...
Es agotador, y también hay momentos en que uno no tiene ganas. Yo creo que estoy orgulloso también de la carrera de solista que he hecho y dónde estoy ahora. Este disco (Mesa Dulce) es como yo quise sonar como funkero, tengo un grupo de músicos increíbles, estoy trabajando con el arreglista de Prince.
Además, ya como solista, tú eres el responsable de lo bueno, de lo malo, de si te equivocas o no.
La responsabilidad es de uno, lo cual llevo con mucha felicidad, porque la música es mi vida también, ya hace más de 30 años que estoy en esto y más enamorado que nunca de la música, de seguir siendo un alumno del sonido. Siempre hay que considerarse un estudiante, de los maestros de antes y también de los maestros nuevos. Para mí hay algo lúdico en eso, en aventurarse, probar, mezclar pócimas, no, como si fueras un chef. Fusionas cultura, cosas y a mí me encanta todo eso.
¿Tu proceso de creación ha cambiado con el tiempo?
Más o menos, no soy tan disciplinado, a veces voy al estudio y no hago nada, otras veces hago de todo, lo que es bueno cuando te pega la inspiración es mejor estar dentro del estudio, estoy toda la semana allí, entonces pasan cosas. Ahora hay como 20 canciones nuevas y estoy en la etapa de colaboración con otros músicos y pensando en algunos invitados, estoy muy contento porque el disco que se viene está muy picante.
Y hay canciones que dejas que tomen su tiempo antes de salir a la luz....
Cien por ciento. Es más, hay canciones que algunas las terminas en 10 minutos, o en una hora, y hay otras que las terminas en años, porque no encuentras las palabras, y la música queda ahí guardada.
¿Tienes muchas de esas canciones?
Sí, me van quedando, y está bueno porque algunas vuelven a aparecer con el paso del tiempo porque cambió el sonido que quieres. Cuando una canción está buena, sobrevive al paso del tiempo, y eso está bueno.
Tu padre, Luis Alberto Spinetta, siempre está presente en tu música, en tu vida....
Si, y por lo que siempre lo recuerdo es por el hecho de jugársela por lo que uno siente, jugársela por el amor, porque la música es amor, y no torcer esa relación. Yo vi a mi padre en momentos muy difíciles, pero mi padre nunca dejó de trabajar en lo que creía, en la música, allí empujando para que se acabe en lo mejor, con el amor de alguien que ama lo que hace. Eso a mí me quedó muy presente.
Eso marcó tu camino...
Simplemente fue respetar el camino que elegiste y lucharla desde allí. Hay una especie de germen social, que nos ha metido a la cabeza de qué es el éxito y qué no. Y eso es muy personal, para mí el éxito hoy en día obviamente es hacer música y estar acá, es parte del éxito y ojalá me vaya cada vez mejor. Pero el hecho de estar haciendo lo que amo y que mis hijos estén bien, y tener tiempo para estar con mis amigos, todo eso es éxito también en la vida. También depende de trabajar los vínculos. Eso para mí es importante. Mantener el balance en lo humano, entre el flash, el trabajo y la vorágine de los viajes y todo.