El célebre pensador Séneca dejó sentado que “nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, y podríamos agregarle que también cuando se condena a un inocente solo para calmar a la opinión pública o por otros oscuros intereses. Sobre precisamente una injusticia trata “Monstruo de Armendáriz”, obra de teatro que se presenta hasta el 5 de junio en el Teatro de la Universidad del Pacífico y que cuenta el drama inspirado en el juicio contra Jorge Villanueva Torres, afrodescendiente sentenciado a muerte por supuestamente haber violado y asesinado a un niño en la ciudad de Lima de los años 50.
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Diego Lombardi, interpreta al juez Alberto Rivas Villaescusa y en la piel de su personaje tiene su propia opinión sobre el caso que vuelve a reaparecer en las tablas. “Cuando leí el texto la primera vez hice un paralelo con lo que pasa ahora y con las atrocidades que podría haber cometido el Poder Judicial si es que aquí tendríamos pena de muerte”, dice el actor.
¿Villanueva no era el monstruo que se decía?
Era un ladrón, eso está claro y en el juicio se dice, pero de ahí a matar y descuartizar a un niño eso al cabo del tiempo se ha ido cuestionando. Hasta se habla de una autopsia en la que se demostraba que el niño no había sido violado. Pero en ese momento el poder político necesitaba un distractor y la gente estaba muy asustada porque se denunció que había un niño que había sido violado y necesitaban encontrar un culpable.
Es un duro escenario el que plantea la obra...
La obra cuestiona la veracidad de las pruebas y del proceso que determinaron la condena del acusado, se revisa el rol que tuvo la discriminación, el uso político de la justicia y la manipulación mediática para definir la decisión judicial.
¿El llamado monstruo de Armendáriz fue usado cómo chivo expiatorio?
Estábamos en pleno Gobierno de Odria cuando estaban cayendo perseguidos, es muy interesante en ese sentido la obra porque aunque no te muestra un momento histórico del Perú, te das cuenta que no hemos cambiado en nada.
¿Seguimos siendo los mismos como aunque pasen los presidentes y sus gobiernos...?
Siempre parece que cada vez que se inicia un nuevo periodo de gobierno se está como empezando de nuevo y parece que finalmente vamos a poder tener un país más limpio, más ordenado, económicamente mejor, pero...
¿No hay gente decente que quiera entrar a la política?
Sí, pero lo que pasa es cuando la gente decente intenta entrar es expulsada inmediatamente por el volumen de corrupción que encuentra. Veo yo dos caminos, o entra gente de verdad inteligente que quiere cambiar las cosas o seguiremos como hasta ahora.
¿En la obra, te permites cuestionar a tu personaje?
Generalmente no hay que juzgarlo, básicamente hay que entenderlo y ponerse en su sitio, porque si lo juzgas no lo vas a interpretar como debe ser. Pero claro, en un momento dado, cuando das un paso atrás, analizas por qué te ha tocado interpretarlo a ti, es algo que yo hago cuando termina la temporada, me tomo mi tiempo para hacer este análisis. Pero yo estoy convencido que los personajes te buscan a ti, no los buscas a ellos.
¿Y en tu análisis, cómo es el juez Rivas?
Es un tipo que no podía avanzar en su vida, no le importaba más que estar ahí como juez, habla todo el tiempo del asesor y dice: ‘ojalá estuviera él para decirnos que hacer y no meternos en problemas’. Mi personaje va un poco por ese lado, esos que tienen poder, en este caso de administrar justicia.
¿El poder cambia a las personas o siempre fueron así?
Yo creo que el poder finalmente te empuja un poquito más de algo que siempre ha habido ahí, pero que ha estado controlado de alguna manera. Hay gente que nunca ha tenido ningún poder y cuando lo tiene, todo el mundo lo trata como el rey o la reina y ellos hasta piensan que eso es verdad. Eso me hace recordar lo que nos pasa a los actores cuando tienes un personaje popular, todos te empiezan a mirar en la calle, te piden autógrafos, pero cuando dejas de hacer televisión se acaba. Es donde te das cuenta y dices: esto es efímero y momentáneo...igualito que el poder, por eso, no es bueno envanecerse.
Diego Lombardi
Antes de decidirse a estudiar actuación se graduó en Ingeniería en Industrias Alimentarias. Luego de tomar la decisión de cambiar de carrera se matricula en el Club de Teatro de Lima.