Imagen
Imagen

Los 400 invitados que celebraron con  un 80 cumpleaños inolvidable le hicieron toda clase de regalos. Algunos se los llevaron personalmente, aunque la mayor parte se los hicieron llegar a la mansión de su amante, la filipina Isabel Preysler, donde vive el escritor desde que su relación es oficial. Entre los obsequios más originales, una escultura pequeña diseñada por el expresidente socialista de España Felipe González, quien tiene como afición o vocación la talla y creación de piedras semipreciosas que transforma en joyas y creaciones singulares.

El obsequio de Isabel Preysler a su novio fue un gran danés, “un perro grande y noble”, en palabras del escritor, quien agradeció públicamente este ejemplar, un nuevo mejor amigo que alcanzará gran envergadura de acuerdo con su raza. Será interesante verlo de grande sentado en los sofás, carísimas alfombras y suelos impolutos de la mansión de Puerta de Hierro en la que ahora se ha instalado quien todavía está casado con Patricia Llosa, madre de sus hijos y su pareja durante cinco décadas.

El autor de La ciudad y los perros tal vez ignore que los canes de los Boyer-Preysler siempre han estado fuera, eso sí, en casetas que incluso tenían calefacción. Los gran danés son perros caseros, domésticos, siempre pegados a sus amos. Otorgan majestuosidad y sería posible que Vargas Llosa e Isabel llenaran sus reportajes y las ausencias de algunos de sus familiares, que no ven su romance con agrado, con este fiel aliado en los próximos posados que hagan para la prensa frívola, esa con la que El Escribidor mantiene tan extraña relación de amor desafecto.

ELEGANCIA Y COCKTAIL. Regalos y perros al margen, al mérito de llegar a los 80 años con tan saludable aspecto debemos sumarle a Mario Vargas Llosa haber sido capaz de juntar a seis expresidentes del Gobierno, de uno y otro signo, y a gran parte de la nobleza española. El Nobel celebra su aniversario en Madrid tras dejar plantada a su gente y a su tradición de hacer sus celebraciones en Lima. En España, por eso del redondeo de la octava década, dedicó casi tres días enteros a conmemorar: el lunes por la noche, una cena privada en el Hotel Villamagna de Madrid fue el centro social de la capital. Más de 300 invitados soportaron fuertes medidas de seguridad. Asistieron los expresidentes españoles Felipe González y José María Aznar; Luis Alberto Lacalle, expresidente de Uruguay; los padres del opositor venezolano Leopoldo López; los ministros de Mariano Rajoy José Manuel Soria y José Manuel García-Margallo. También se dejaron ver el expresidente de Chile Sebastián Piñera, el Nobel Orhan Pamuk y Andrés Pastrana, expresidente de Colombia.

Todos acudieron de etiqueta, ellos de smoking y ellas con traje largo. Pese a la gran convocatoria, de sus tres hijos solo acudió el mayor, Álvaro, junto a su mujer, Susana Abad. Tampoco estuvo la pequeña de Isabel Preysler, la hija que tuvo con Miguel Boyer. Tampoco sus otros hijos, aunque Enrique Iglesias, que pasó por Madrid, felicitó al novio de su madre.

La cena se celebró a las nueve de la noche, pero desde las ocho y media los invitados fueron entrando a un cocktail donde saludaban a Vargas Llosa y a su pareja, perfectos anfitriones. El martes 29 y el miércoles 30 completó los fastos en la madrileña Casa América, con el seminario “Mario Vargas Llosa: cultura, ideas y libertad”, en el que intervinieron Mariano Rajoy, Felipe González y José María Aznar, entre otras personalidades.

“UNA PERSONITA”. Vargas Llosa habló a sus invitados y en el estrado hizo un discurso contando su vida, demostrando que es un contador de historias. Durante su alocución, no se acordó de Patricia ni de la tía Julia, las señoras que antes de Isabel Preysler fueron los amores de su vida. El discurso comenzó más político que familiar, con momentos como “cubanos, hermanos de Venezuela”, pero cuando se acercaba al final dijo: “Iba terminando…” , y enunció estas frases: “Hay aquí una personita que estaba muy asustada y no quería venir, que al final ha visto que estamos entre amigos”. Se refería a Isabel Preysler, la llamada ‘reina de corazones’ española, por su relevancia social, una señora de 65 años, muy bien conservada para su edad, viuda de Miguel Boyer, el que fuera ministro español, exmujer del Marqués de Griñón, aristócrata y empresario, y también exesposa del cantante Julio Iglesias. Una vez conseguido su inminente divorcio de Patricia, es posible que Mario la convierta en su señora. Su boda puede llegar antes que su 81 cumpleaños.

TAGS RELACIONADOS