Gustavo Borjas, sin lugar a duda, es uno de los actores jóvenes peruanos con mayor proyección televisiva. Lo hemos visto en “Ven baila quinceañera”, “Los Vílchez”, “Luz de Luna”, exitosas producciones que fueron cimentando su carrera en los últimos años, y desde inicios de 2020 encarna a “Beto” en “Maricucha”, telenovela en la que reafirma su talento. Pero los éxitos exigen esfuerzo y Borjas lo sabe, especialmente cuando se trata de reinventarse en cada rol que se le encarga.
“Es complicado cuando pasas de una serie a otra sin tanto tiempo de descanso, pero simplemente tratas de alejarte de lo último que has hecho, no buscas repetir posturas, expresiones, la forma de ser del personaje anterior; a mí no se me ha hecho difícil”, afirma el actor.
En una industria que le cuesta despegar se te ve frecuentemente en las producciones televisivas. ¿Cómo tomas eso?
Con mucha alegría y agradecimiento, me doy cuenta de que les agrada mi trabajo a las productoras y sobre todo a la gente. Me gusta lo que hago, trato de responder y de afrontar los papeles que se me encargan con mucha responsabilidad y creatividad, sé que están confiando en mí y trato de hacerlo lo mejor que pueda en un escenario, o un set de televisión.
¿Siempre la actuación fue tu prioridad? ¿O fuiste descubriendo la carrera poco a poco?
Para nada, yo siempre quise ser futbolista y no se dio por cuestiones económicas, de apoyo, porque yo de adolescente tenía que operarme la rodilla y en ese momento no estaba en condiciones de cubrir ese gasto y me dediqué a otras cosas. Comencé a estudiar diseño y llegué a la actuación de manera muy fortuita; cuando acompañé a un amigo a un casting para una serie.
¿Y qué pasó después?
Que al final yo quedé y él no, fue para la miniserie “Los Jotitas” y al casting se presentaron como mil chicos creo. Me hicieron una pequeña prueba de cámara y después de varias semanas en las que me iban llamando y eliminando participantes quedé como uno de los protagonistas. Antes de empezar a grabar tomamos talleres de actuación, expresión corporal e improvisación.
¿ Es allí cuando ya le encuentras el gusto a la actuación?
Mas o menos, cuando terminé la serie no es que me gustaba tanto, me parecía un poco difícil, pero sí meenganchó un poco la magia de la televisión, o sea, todo lo que se puede hacer en un set, el trabajo en equipo, todas esas cosas sí me gustaron.
¿Entonces cuándo descubres la pasión por actuar?
Cuando comencé a formarme en talleres un poco más serios, con más duración, para actores con algo de experiencia. Me formo primero en el taller de Pietro Sibille, luego en el de Roberto Ángeles y voy adquiriendo más conocimientos.
A partir de allí ya no hubo marcha atrás...
Sí, claro, pero no todo fue color de rosa, yo pasé un tiempo bien triste en cuanto a trabajo se refiere, no conseguía por mucho tiempo, llegaba hasta la última instancia y quedaba otra persona. En un momento tomé la decisión de no dedicarme a la actuación y comencé a hacer otras cosas, ya no iba a audiciones, no iba a castings, hasta que me llamaron para algo y lo dudé, lo pensé. Fue mi mamá quien me dio el empujón y me dijo: ‘si te han llamado para esto y es algo importante por algo será’.
¿Para qué programa fue el llamado?
Para ‘Al fondo hay sitio’, desde ese entonces no he parado, hasta la pandemia.
Experiencias que te han permitido hoy tener un equilibrio y manejar tu carrera con sabiduría.
La vida misma te enseña, las experiencias que uno tiene y pasa le va enseñando a uno a administrar su vida, no solo en lo económico, también en lo emocional. Vas ejecutando a medida que pasa el tiempo lo que uno aprende, y ahora ya manejo un poco mejor mi estado económico y todas mis emociones. Soy más paciente ahora y eso me ha ayudado bastante.
Además, acabas de de ser papá de Massimo.
Sí, y con esa hermosa experiencia he ganado más paciencia todavía. Es lo más hermoso que me ha pasado en la vida.