Héctor Buitrago, integrante de “Aterciopelados” junto a Andrea Echeverri, celebra la vigencia del grupo que lo trae de vuelta al Perú para el Festival Selvámonos que se desarrollará los días 7 y 8 de junio en el Fundo Cemayú (Oxapampa). El músico colombiano, también festeja que “El Dorado”, su álbum emblema cumpla 30 años como un clásico del rock latinoamericano. “Creo que es un disco con frescura y con muchas cosas locas, porque había mucho de inocencia, mucho de espontaneidad, mucho de atrevimiento. En ese momento, Andrea y yo, que éramos los que componíamos las canciones, hacíamos mezclas, fusiones de géneros, de letras, no había referencias, no teníamos una escena del rock que estuviera pasando en ese momento en Bogotá. Todo era fresco, todo era nuevo, y éramos atrevidos”, nos dice Buitrago.
¿Ustedes tenían el respaldo del sello BMG en ese momento, les dieron toda la libertad creativa sin concesiones? Sí, así es, porque con el primer disco que era más raro aún, el sonido no quedó muy bien porque fue un disco grabado con poco presupuesto, pero tuvo canciones muy exitosas que sonaron en la radio. Yo creo que la gente estaba lista para oír algo que pasara en Colombia en ese momento y nos dieron toda la libertad de hacer lo que sintiéramos.
Tras el éxito del álbum y de los que vinieron, las idas y venidas, ¿cómo han logrado mantener el equilibrio que les permita continuar? Bueno, yo pienso que por el lado musical, tal vez esa curiosidad de querer seguir haciendo siempre cosas nuevas, de querer seguir buscando, de no quedarse de pronto en fórmulas de éxito y en cosas que no funcionaron. Y ya por el lado humano, creo que Andrea y yo somos, no sé cómo llamarnos, creo que almas gemelas, fuimos pareja al comienzo, creo que después de que ese ciclo ya no funcionó, nos unimos como amigos a hacer música. Lo que hacemos como Aterciopelados es algo muy poderoso y que de alguna manera es una dura tarea también.
Dijiste algo muy cierto, podrían haberse quedado como un grupo que apele a la fórmula del hit, pero siempre trataron de darle la vuelta a todo. Creo que hemos sido de alguna manera rebeldes, a veces nos negábamos cuando la disquera nos decía que trabajemos con tal o cual productor, o hagan esto. Cuando llegó el momento de ser independientes, lo que nos costó también mucho trabajo, de pronto eso hizo que no hubiéramos tenido la difusión que teníamos. Después volvimos a trabajar con una discográfica, y ahora en este momento estamos de nuevo independientes.
Hablas de rebeldía, ¿qué queda de ese Héctor de su grupo de punk La Pestilencia? Precisamente eso es lo chévere, que queda la rebeldía, queda la esencia, de pronto nosotros incluso todavía seguimos haciendo canciones que pueden sonar a las letras parecidas a “La Pestilencia”, vive tu vida, déjate de ya servirnos, pero lo decimos de otra manera; desde de encontrar el camino de cada uno, y miremos el corazón. Pienso que eso nos hace sentir muy bien, que seguimos siendo fieles a esos jóvenes que hicieron “El dorado” o al que formóe “La Pestilencia”.
Creo que no hay que perder ese espíritu rebelde, contestatario... Así es, cuando hemos mirado retrospectivamente nuestra carrera, hemos agradecido también lo que nos ha dado la música, pero hemos visto que seguimos siendo alternativos. Es el término que se acuñó hace años y es una apuesta de vida poder seguir siendo alternativos ahora, a pesar de que quizá, lo que hoy se llama alternativo ya no concuerda con lo que era en esa época.
¿Es vital ponerse de acuerdo con Andrea para tomar decisiones respecto a Aterciopelados? Bueno sí, es difícil porque además generalmente nuestras posiciones son diferentes, lo que hace más rico ¿No? En realidad es más rico lo que queda al final, porque nuestras posiciones suelen ser diferentes. Andrea ve las cosas de alguna manera, yo las veo de otra, entonces, tenemos que llegar a un consenso, pues hemos aprendido a ser flexibles. Hemos aprendido a admirar también lo del otro, a tener una admiración mutua en lo que él otro hace, y eso nos permite tomar buenas decisiones.