Bajo la carpa, “Pitillo” toma vida propia y deja a Hugo Muñoz descansar hasta que se acabe la función y se termine de escuchar el último aplauso. Ese pacto sin firma, ese compromiso del corazón entre sus dos mitades le ha permitido al entrañable payaso peruano forjar una importante carrera y celebrar en 2022 los diez años del “Circo de la Alegría”, su tradicional, pero siempre renovada propuesta circense que regresa de forma presencial tras la pandemia. Desde el 15 de julio en el Jockey Club, “Pitillo” se vestirá nuevamente de luces, se pintará la cara y remarcará con maquillaje su nariz, que necesita del color rojo intenso para encender la emoción en la pista.
Una década ofreciendo un espectáculo que se renueva, muy cuidado, a la altura...
No es un trabajo de un día para otro, hay una frase que en México se usa y que dice: mexicano come tacos, pero si al come tacos le das una langosta, un filet mignon le va a terminar gustando, es que simplemente no le dan la oferta de consumir otra cosa. Hace 10 años había una saturación de espectáculos circenses mediáticos, siempre tirados un poquito al tema del espectáculo, con los personajes que vemos. Había que decirle a la gente: oye, el circo no es lo que ves en la televisión.
La tendencia era poner una figura popular de moda e incluir números sin relación unos de otros.
Claro, del tiempo que pasé trabajando para otros espectáculos fuera del Perú, siempre soñé ver en mi país no eso, sino lo que se ofrece del circo en cualquier capital del mundo. No me atribuyo nada tampoco, porque hay un esfuerzo de Fernando Zevallos de La Tarumba, la señora Teresa Chirinos de Prodartes, César Aedo, tampoco me estoy atribuyendo nada porque es un esfuerzo de todos los que sentimos el espectáculo del circo como un lenguaje aparte, el querer ver algo bueno.
¿Cuánto ha crecido Pitillo en estos últimos diez años del Circo de la Alegría?
Uno crece en el hecho de producir un espectáculo pero sabes en qué decreces, como artista libre. Hay un precio que hay que pagar, el precio del estrés, de producir, de invertir de llevar también el espectáculo a términos monetarios, pero hay algo que en el fondo es muy etéreo, que es hacer reír, ser feliz; entonces hay que uno trata de equilibrar esos dos terrenos.
¿Cómo se logra ese balance?
El balance está en tomar riesgos, decir, bueno, este año tumbo todo y hago algo nuevo y se me ocurre hacer algo diferente. Que la gente que entra al circo sienta un aroma, algo que no se explica con palabras, pero sí con sensaciones muy básicas porque entiende que el circo es una especie de teatro básico que apela a las emociones.
¿Y este año que presenta el Circo de La Alegría?
Para empezar, traeremos nuevamente artistas internacionales y vamos a apelar al humor que nos retorne a la infancia, porque la gente esta muy metida en los medios virtuales, metidos en casita y donde la risa se expresa a través de los dedos. No te ríes con la cara, ni con la voz, te dejo los dedos para que le des un like a un meme.
Hay que recuperar esa tradición del circo asociada a la familia, a la unión, al acontecimiento que eso significaba.
Recuperarlo es posible, mira, en el 2014 se nos ocurrió hacer un acto de payaso muy viejo que hace 50 años no se hacía y la gente se divirtió igual, lo menciono siempre porque fue un hito para nosotros los de circo cuando teníamos de competencia al circo de Esto es Guerra, que a la semana cerró. Ojo, no estoy diciendo que me alegró que cierre, me alegró que la gente escoja donde ir. No hay que perder los placeres simples de ir con tu familia a reírte un rato, no hay oportunidad en que una familia se sienta a reírse y tenerla distraída del teléfono 90 minutos, es un triunfo actualmente.
¿Hugo Muñoz cómo maneja a Pitillo?
Hay un un sano distanciamiento, una persona que se hace popular sin una máscara que lo proteja, lógicamente corre el riesgo de no vislumbrar la realidad. En el caso de los payasos, te quitas el maquillaje y eres un mortal más que sube a la combi y te maltratan, entonces eso te mantiene sano y muy lúcido, no te contaminas de la fama, no te la crees. Yo puedo llevar a mi hija al colegio y nadie imagina que allá va Pitillo.
Hugo Muñoz “Pitillo”
Payaso. Aunque estudió Diseño Gráfico su oficio de payaso lo marcó porque desde niño junto a su padre vivió ese romance de la carpa con el humor. El artista circense está convencido que el público siempre merecerá un buen espectáculo.