Liliana Trujillo está al frente de los cursos de actuación para adolescentes, jóvenes y adultos en el El Taller de Talentos de Del Barrio Producciones.
Liliana Trujillo está al frente de los cursos de actuación para adolescentes, jóvenes y adultos en el El Taller de Talentos de Del Barrio Producciones.

Para Liliana Trujillo, en tiempos de una industria televisiva cada vez más competitiva, la formación actoral es el elemento vital para afrontar los retos que se le presenten a quienes deseen seguir el oficio. La primera actriz peruana, que esta temporada se despide de Yolanda, su personaje en la telenovela “Luz de Luna 4”, habla con Correo sobre lo que significa una verdadera preparación y también cuenta acerca de su labor en el Taller de Talentos de Del Barrio en el que forma a nuevas generaciones de artistas.

“La mayoría de los actores creemos que una vez que ya hemos terminado la facultad o la escuela, ya no hay más nada que hacer, no hay nada más que aprender. Me parece que tal y como se están desarrollando las comunicaciones y la tecnología, sí es necesario aprender otras cosas, ver otras perspectivas, porque los proyectos que vienen; cada película, novela y obra de teatro se presentan a uno como un desafío”, dice Trujillo.

Hay quienes ven como un mal ejemplo que se les dé oportunidad de actuar a quienes logran figuración a través de las redes.

En relación a la actuación y a las posibilidades que se les abre a los influencers, o a personajes de redes, pienso que el que tiene esa fortuna, ese llamado, que lo aproveche. Esa oportunidad me parece que es válida, pero quien la toma vea que es una posibilidad de expresión y de comunicación. Lo que sí creo es que quien permanezca, se preocupe en conocer un poquito y asuma con compromiso toda esta preparación para la actuación. Pero también hay que hacer una distinción; hay actores, por ejemplo, que solo les interesa o quieren básicamente fama y fortuna, ocurre que hay quienes se preparan solamente para eso.

¿Con tu experiencia como maestra sabes identificar que alumnos llegan por la pasión y quiénes por la fama?

Lo vamos viendo durante el proceso. Desde el inicio uno se da cuenta cuando un alumno llega tarde o siempre llega puntual, o llega con la letra aprendida y se concentra, y otros todo lo contrario. Al final del taller, uno puede distinguir cuando el tallerista, por ejemplo, cada vez que se repite la escena propone distintas intenciones y distintos matices, entra con otra energía a la preparación, como que juega.

"La vocación del maestro tiene que ver con querer acompañar el proceso del otro y facilitárselo mediante algunas técnicas, y además, ver las potencialidades que tiene", dice Liliana Trujillo.
"La vocación del maestro tiene que ver con querer acompañar el proceso del otro y facilitárselo mediante algunas técnicas, y además, ver las potencialidades que tiene", dice Liliana Trujillo.

¿Jugar es un elemento importante en la formación?

Nosotros le decimos jugar, pero en realidad, si lo manejas más intelectualmente, es un actor que está probando, ensayando a ver si es que esto funciona o no. Entonces, cuando ya tienes un tallerista que hace esas cosas, tú dices, está interesado en ver cuáles son todas las posibilidades que tiene la escena y en retarse como actor o actriz.

¿Hay que tener un talento especial para la docencia?

Creo que tiene que ver con el servicio, tiene que ver con querer acompañar el proceso del otro y facilitárselo mediante algunas técnicas, y además, ver las potencialidades que tiene el tallerista o el alumno para ir dirigiendo y que pueda destaparse. Hay que ayudarlo a encontrar su libertad para explorar, porque lo que ocurre con la actuación es que como el sistema educativo está marcado por la equivocación, por el error, en realidad la actuación tiene que ver más bien con el ensayo que representa probar y descartar. No son errores, sino pruebas.

Dicen que más se aprende de los errores que de los aciertos….

En la actuación, igual que creo que con la pintura, la escultura o la danza, tú pruebas. Puede ser así, puede ser asá, puede ser más acá. Y no son errores, sino que son pruebas. Y claro, eso es digamos, con lo que de repente a nivel mental hay que ir depurando, que no es que te hayas equivocado o lo hayas hecho mal, estás probando tus herramientas, las estás desarrollando. Entonces, creo que la timidez, el juicio o la sobreexigencia son aspectos que hay que ir descartando como docente. Y yo disfruto de todo ese proceso.