Miguel Álvarez:“A los 30 años, por pura curiosidad, me metí a un taller de actuación”
Miguel Álvarez:“A los 30 años, por pura curiosidad, me metí a un taller de actuación”

El actor Miguel Álvarez está en la pantalla chica por partida doble, interpretando al villano Eusebio de Souza, en el melodrama “Luz de Luna”, y al personaje histórico Antonio Riquero del proceso emancipador, en la serie “Los otros libertadores” de Latina TV. “En la televisión no es muy común hacer cosas de época. Entonces, realmente, para un actor es un placer no sólo interiormente, sino cambiar también exteriormente”, admite el actor.

Conversando con el maestro Ramón García sobre la generación de actores que venía detrás de él, hizo una afirmación muy generosa sobre tu trabajo. Me dijo que eras uno de los actores nacionales a los que el medio local ya le estaba quedando chico.

¡Qué lindo eso! Ramón es un actor muy honesto y muy terrenal, es decir, es una persona muy humilde en su chamba pero muy respetuosa al mismo tiempo. Recuerdo que en mi primera aparición -como bolo en televisión-, curiosamente Ramón era el jefe de casting, y yo llegué con mi CV, como cualquier muchacho a buscarla en este oficio, porque por esa época yo enfrentaba un gran reto en mi vida.

¿El gran reto al que aludes es ese de dejar tu trabajo estable en una aerolínea, con más de una década de experiencia, para dedicarte a la actuación y el mundo artístico?

¡Correcto! Yo trabajé desde los 19 años en una línea aérea, y de niño nunca me imaginé ni soñaba con ser actor, ni siquiera iba al teatro y veía las telenovelas como cualquier niño con su familia. A los 30 años, por pura curiosidad, se me ocurrió ir a un taller de teatro para tener más herramientas que pudieran sumar a mi trabajo como tripulante y así me metí al taller de Bruno Odar. Acabé el taller enamoradísimo de la actuación, durante un año y medio y, luego, medio año más en el taller de Alberto Ísola.

¿Paralelamente seguías trabajando en la aerolínea?

Hacía grandes esfuerzos para llevar a la par mis vuelos y llegar a Lima. Cuando terminé los dos talleres dije: esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida y sin darle muchas vueltas, me presenté en mi trabajo y negocié mi salida, sin consultarle a nadie, porque era una decisión muy personal. Tenía temor de verdad porque era dejar un trabajo fijo, un buen sueldo, estar en planilla, todos los privilegios y los pasajes que tenía gratis y muchas cosas bonitas pero a veces tienes que sacrificar tu estabilidad para lograr otras cosas.

Ese tipo de decisiones muchas personas las consultan, al menos con su círculo íntimo, ¿por qué no quisiste evaluarlo con nadie?

Yo dije: a ver, es una decisión personal, y si lo consulto con los demás me van a decir ‘piénsalo bien’, ‘¿por qué vas a dejarlo todo para empezar de cero?’. Además, yo no tenía una propuesta de trabajo, yo iba a empezar literalmente desde cero y dije no, el miedo es un mal consejero y si tengo temor no lo voy a hacer nunca, no voy a dar el paso.

Fue un llamado del interior…

Me tiré a la piscina a nadar y así empezó todo, con una decisión de soltar lo seguro. Nunca he sido de las personas que deja algo pendiente, no quisiera que pase el tiempo y decir: y por qué no intenté, y si hubiera hecho esto o aquello. Gracias a Dios, voy en la lucha, hay trabajo a veces, a veces poco, pero yo sigo persistente en la profesión que me encanta. También quiero agradecer a Michelle Alexander, que me ha dado muchas oportunidades en la televisión.

Actúas, cantas y bailas, ¿el ‘bichito’ artístico no estuvo dormido?

Es que no lo tenía, lo juro. Solo recuerdo un evento en particular que fue cuando me despertó la inquietud. Una vez me invitaron al Teatro Marsano, me acuerdo el nombre de la obra pero no de qué trataba, y al al estar sentado ahí me dije: que bacán debe ser estar en las tablas, estar en el escenario haciendo eso que están haciendo ellos. A mí me parece que la actuación me agarró en una buena edad, con mucha madurez, a los 30 años, cuando uno ya puede decidir por convicción qué quiere hacer en adelante.

Perfil

Miguel Ángel Álvarez Ramírez tiene 45 años. Llevó talleres de actuación con Bruno Odar y Alberto Ísola, y a los 30 años le dio un giro a su vida, dejando un trabajo seguro por la carrera artística. Ya lleva más de una década dedicado a la actuación.