“Es muy probable que te cambies de esta facultad, que no termines psicología, sino que termines estudiando actuación”, le dijeron a Renato Rueda y esas palabras quedaron en él como una suerte de premonición. Hace algunos años, en plena época de definiciones profesionales, que le aseguraran que no servía para una carrera, le hizo cuestionar cuál debería ser el camino correcto a seguir.
“Pero me seguí negando, decidí no seguir intentando con psicología, pero me pasé a la Facultad de Comunicación Audiovisual para trabajar detrás de cámaras. Pero a la par de todo esto, yo estudiaba actuación con Roberto Ángeles, con Alberto Ísola, o sea, yo tenía como una doble vida”, cuenta el actor, que hoy encarna a Gabriel en “Luz de Luna 4”.
Me imagino que en esa doble vida lo que más te llenaba era la actuación.
Claro, pero me daba miedo aceptarlo, me inquietaba saber cómo iba a darse todo esto, se dicen tantas cosas sobre la carrera, sobre todo que es muy incierta.
¿Pero en qué momento decides dejar los miedos y dedicarte a la actuación?
Me gustaría decirte que hubo un momento exacto, pero no es verdad, creo que fue dándose poco a poco. Me fui de la universidad para dedicarme solo a actuar e hice obras que me llenaron muchísimo, pero terminé igual extrañando la universidad. Volví, pero ahora sí a estudiar artes escénicas.
Y no te equivocaste, tienes una trayectoria importante en el teatro.
A punta de ser bien chancón. A la edad que tengo he tenido la suerte de trabajar en un montón de obras de teatro y con directores que admiro, muchos de ellos mis profesores y otros que en el camino se han vuelto mis maestros. Creo que para un actor, la disciplina te va abriendo las puertas.
Muchos coinciden en afirmar que la disciplina es más importante que el talento.
Yo creo que la disciplina es 50 veces más importante que el talento porque te da una constancia, y a lo que estoy apuntando con mi carrera es que sea sostenida, a largo plazo. No me gusta una carrera como un fuego que se prende en el momento y se apaga, sino en todo caso que se sostenga.
¿El teatro no te dejaba tiempo para la televisión?
No se daba a veces por horarios, porque la televisión requiere, muchas veces, tiempo completo, pero finalmente se fue dando. Siento que en los últimos dos años empecé a entrar un poco con personajes más cortos en la televisión y ahora ya me dieron esta oportunidad con Gabriel en Luz de Luna 4, un rol más grande.

Gabriel es un hombre muy atormentado por todo lo que le sucede.
Es súper atormentado, empezó como un antagonista malo, pero yo intuía por cómo conocía al personaje y lo que me habían contado, que este personaje iba a cambiar, cosa que está ocurriendo. Gabriel no es malo, sus malas reacciones es porque le han hecho mucho daño, pero está sanando poco a poco, se está curando.
Definitivamente no es lo mismo asumir un personaje en teatro que en televisión, donde las características del personaje cambian dependiendo del guion.
Definitivamente, pero es igual de emocionante, ir creándolo en cada momento, es dar a conocer al personaje día a día. Es como cualquier persona que va viviendo y que se enfrenta a diversas situaciones y reacciona de forma distinta.
¿Cómo crees que, Gabriel, tu personaje, terminará?
Ahora está tratando de librarse de las heridas del pasado, pero es un hueso duro de roer, por eso es muy impulsivo, cosa que es muy distinta a mí, yo no lo soy, pero cuando estoy actuando es todo lo contrario y eso me gusta. Yo creo que Gabriel terminará siendo un buen tipo, siente todavía que tiene el alma media rota, pero va a sanar, estoy seguro.





