El próximo 19 de junio en el auditorio del Colegio Santa Úrsula, Montserrat Martí Caballé, hija de la mítica soprano española Montserrat Caballé, y Simona Torado Pavarotti, nieta de Luciano Pavarotti, unirán sus voces para rendir tributo a dos grandes e inmortales exponentes de la lírica. En “Querida Montserrat, querido Luciano”, las dos herederas del arte de estos dos gigantes de la música prometen dejar en el escenario hasta la última nota. “¿Pero hay alguna lucha de egos entre ellas?”, les preguntamos.
“Nos queremos mucho, nos conocemos, y sobre todo en casa, en las dos familias, nos enseñaron siempre que ellos (Montserrat y Luciano) no tenían ego en absoluto, sino mucha voluntad, lo que tenían eran buenos frutos en base a mucho trabajo, voluntad, sacrificio, y entrega a su profesión. Esa humildad de amar la profesión, y de saber lo duro que es, pues eso aprendimos”, dice Martí Caballé.
¿En estos tiempos, cómo la están pasando los jóvenes talentos que quieren dedicarse al canto lírico?
Simona: La gente que empieza hoy en día, son estupendos, son bravísimos, pero no tienen a lo mejor, una referencia, algún lugar donde trabajar muy bien la técnica, tienen prisa por llegar y quizás no tienen buenos consejeros que les ayuden a que sepan cuidar su voz. No solamente se trata de explotar el sonido.
Montserrat: Estoy de acuerdo completamente con Simona, si tanto Luciano como mamá, tuvieron una carrera tan longeva es porque supieron cuidar su voz. Quiere decir que cada momento de su desarrollo físico, con la edad, los desarrollos hormonales que tiene la mujer, los cambios que tienen los hombres, se adaptaron e hicieron papeles que en ese momento podían brindar sus voces.
La técnica es indispensable para mantenerse en una carrera tan competitiva.
Simona: Aunque te puedan ofrecer un papel que puedas hacer por tu juventud, tu energía y la voz que te responde, y lo haces constantemente, a lo mejor deberías esperar cinco o tres años para tener una madurez vocal, adecuada y preparada técnicamente. Una carrera puede durar cinco años, como 50, eso siempre hay que tomarlo en cuenta al pensar en la vigencia.
Montserrat, es legendaria la amistad de tu madre con Freddie Mercury.
Me acuerdo como si fuera ayer, tenía 16 años cuando mi madre me dice : Queen está en Barcelona y Freddie Mercury quiere conocerme. Lo primero que se me vino a la mente, fue el video de I want to break free, donde aparece él pasando la aspiradora vestido de mujer, y pensé, madre mía, no sé cómo van a encajar.
Y vaya que forjaron una gran amistad.
El lenguaje de la música sale del corazón, es el único lenguaje que les permitió descubrirse entre ellos. Mamá descubrió que Freddie escuchaba ópera, y que su profesión frustrada fue de ser barítono y fue así que pasaron horas en su casa de Londres, improvisando hasta la madrugada. Una vez en una entrevista a mamá le preguntaron qué hacía con el señor Mercury hasta las madrugadas en su departamento. Y mamá respondió con su sonrisa coqueta: hacemos de de todo, menos lo que usted se imagina.
Simona, gracias a Pavarotti and Friends, tu abuelo unió el canto lírico con estrellas del pop y rock.
Esos conciertos, que fueron también criticados por algunos puristas, lograron su objetivo y sobre todo el éxito con el público que le dio su aceptación. Al final, la gente entendió que la buena música no tiene fronteras, y mi abuelo trascendió las fronteras del canto lírico convocando a talentos de diversos géneros. Nosotros somos entretenedores al final, pues la música sirve para eso, para hacerte soñar, para hacerte sentir. Y si hablas ese lenguaje y haces sentir a la gente, pues está demostrado que eso funciona.





