Willy Terry: "La música criolla me ha dado identidad"
Willy Terry: "La música criolla me ha dado identidad"

Un dije de clave sol resalta en la mano izquierda de Willy Terry. Esta pequeña pieza de plata revela que la música forma parte de su vida. La pasión que siente por este arte comenzó en 1975 al recibir como regalo de Navidad una guitarra. Con los años, dicho instrumento de cuerda se convirtió en su aliado perfecto para difundir la música criolla, la cual -hoy en día- trata de revalorizar a través de diferentes proyectos e investigaciones.

¿Cómo conoces la música criolla?

Hice música tropical hasta los 20 años. A esa edad me convocan para tocar en la peña "La Palizada" y allí es donde tengo mi primer contacto con la música criolla y ese vínculo no se rompe hasta ahora.

¿Tus padres se oponían a que seas músico?

Sí. Al comienzo creían que solo era un hobby pero cuando vieron que se trataba de algo serio, me propusieron otras opciones. Por eso, estudié Administración en la Universidad Católica del Perú, pero no terminé.

¿A qué edad dejaste la universidad para dedicarte a la música?

A los 27 años. Decidí hacerlo porque la música siempre fue mi motivo de vida. En todo momento pensaba en qué arreglos hacerle a la guitarra o qué propuestas crear.

¿Por qué diferencias el trabajo que realizabas en establecimientos como "La Palizada" con tu experiencia en centros musicales y clubes de barrio?

Porque son mundos distintos. En un principio, me dedicaba a la música criolla comercial. Para mí todo terminaba con lo que se escuchaba en la radio o en la televisión hasta que mi amigo Juan Chafloque me invita a conocer el centro musical Bartola Sancho Dávila y me quedé asombrado. Era otro lenguaje, otro repertorio y otros personajes.

¿Cuándo comienzas a investigar sobre música criolla?

A fines de la década del 80, cuando asumo por primera vez la dirección de una agrupación.

¿Qué encontraste al inicio de esa aventura?

Lo que observé fueron cabos sueltos. Yo creo que el principal problema de investigar la música criolla es que no existe un derrotero por el cual la gente pueda guiarse. Por ejemplo, recién ahora se está descubriendo que nuestra Guardia Vieja en un 90% ha musicalizado poesías del extranjero. Eso antes no sabía.

A partir de las muertes de Óscar Avilés, Pepe Vásquez, entre otros, surgieron comentarios de que la música criolla estaba en crisis. ¿Qué piensa de ello?

La gran verdad es que jamás ha estado en crisis. Lo que pasa es que la coyuntura ha cambiado. En su época de oro, había un público cautivo y más difusión. Además, no existía tanta invasión de música foránea. Ahora, nuestra música ha reducido su panorama, pero no está muriendo. Es más, los cuadros de compositores, cantantes y músicos están renovados.

Pero aún no traspasan el ámbito comercial...

Claro, lo que pasa es que no hay tribunas ni gestores. Todos se quedan de brazos cruzados.

¿Tus producciones discográficas como "La Gran Reunión", "De Familia" y la más reciente "El Norte tiene lo suyo" ayudan a rescatar la música criolla que se mantiene fuera del ámbito comercial?

Definitivamente. Todo parte de "La Gran Reunión", disco en el que se juntó a la última generación de músicos criollos que sobrevivían hasta ese año, el 2009. Con dicho proyecto, no solo rescatamos el repertorio sino las formas de cantar de cada barrio, así como de las familias que mantienen viva nuestras raíces.

¿Qué significa para ti la música criolla?

Una elección que he asumido. La música criolla me ha ayudado a tener una identidad. Saber quién soy, qué tierra piso y hacia dónde me dirijo se lo debo a la música criolla.