El año pasado, en esta misma época, el techo de Central se había caído. El descuido de un caño que se dejó abierto produjo la catarata más grave que había visto en mi vida. El peso del agua sobre la cubierta de todo el restaurante había ocasionado que se caiga a pedazos. Todavía debo tener guardados esos videos que grabé para pasarle a algunas personas que podían ayudarme ese día.
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