Aunque el huevo es un alimento altamente nutritivo y versátil, está rodeado de numerosos mitos que generan confusión. Algunas creencias populares incluyen la idea de que el huevo eleva el colesterol, que solo se debe consumir la clara, o que los huevos marrones son más nutritivos que los blancos. En realidad, el huevo es fundamental, especialmente para los niños, debido a su alto contenido en vitaminas y minerales, esenciales para combatir la desnutrición.
MIRA: Atún: 4 razones para consumir este súper pescado
En Perú, la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) afecta a más del 11% de la población infantil a nivel nacional, y esta cifra se eleva al 21% en áreas rurales, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) hasta el primer semestre de 2023. Ante este panorama, es crucial desmontar estos mitos y proporcionar información correcta sobre los beneficios del consumo de huevos.
Un mito común es que “el huevo aumenta el colesterol”. Sin embargo, el colesterol presente en el huevo, cuando se consume con moderación, no afecta significativamente los niveles de colesterol en la sangre, especialmente en personas con un estilo de vida saludable. Las grasas saturadas y trans son las principales responsables del colesterol alto, no el huevo en sí. La nutricionista Sandra Wages, de la Asociación Peruana de Avicultura (APA), explica que los requerimientos nutricionales se establecen para los nutrientes, no para los alimentos específicos, por lo que no hay una cantidad máxima para el consumo de huevos.
Otro mito es que “solo se debe consumir la clara”. En realidad, la yema del huevo es rica en nutrientes, incluyendo vitaminas, minerales y antioxidantes, y aporta casi el 46% de las proteínas del huevo. Evitar la yema significa perder la parte más nutritiva del huevo, que contiene la mayoría de las vitaminas y antioxidantes esenciales como la luteína y zeaxantina, importantes para la salud ocular.
El mito de que “los huevos marrones son más nutritivos” tampoco tiene fundamento. El valor nutritivo de un huevo no está relacionado con el color de su cáscara, que depende de la raza y la genética de las gallinas ponedoras. La nutrición del huevo puede verse influenciada por la dieta de la gallina, pero no por el color de la cáscara.
Un error común es “lavar los huevos antes de guardarlos”. Lavarlos elimina su protección natural contra las bacterias, aumentando el riesgo de contaminación. Es mejor lavar los huevos justo antes de cocinarlos. Según la especialista, la cáscara tiene más de 7,000 poros y lavarlos para almacenarlos los deja vulnerables a los microorganismos.
Finalmente, el mito de que “las personas con diabetes no deben comer huevos” es incorrecto. Las personas con diabetes pueden incluir huevos en su dieta sin problemas, siempre que los consuman con moderación. Estudios como “La Diabetes y el Huevo” (DIABEGG) indican que consumir hasta 12 huevos por semana no representa un riesgo. Los huevos pueden formar parte de dietas hiperproteicas bajas en carbohidratos, ayudando en la pérdida de peso y el control de la glucosa en sangre.
En resumen, el huevo es un alimento completo, rico en proteínas de alta calidad, grasas saludables, vitaminas y minerales. Para obtener recomendaciones específicas sobre el consumo de huevos, es importante consultar con un nutricionista, especialmente si se tiene alguna condición médica o se sigue una dieta particular.