Hablar de Argentina es hablar de fútbol, parrilla, pasión, cultura y sobre todo, vino. Un país que acogió tan bien al Malbec, al punto de sentirse una variedad casi nativa llegando a puntos formidables y con características únicas. Pero Argentina no solo es Malbec, también es Cabernet Franc, Bonarda, Cabernet Sauvingnon y mucho más. Mendoza es la primera ciudad vitivinícola que se nos viene a la mente, pero en un país tan grande, con una cordillera extensa, llena de valles con suelos riquísimos y cada uno expresando características únicas las opciones son muchas.Hace unos días, tuvimos la suerte de conocer La Rioja y Catamarca. Esa provincia del norte argentino que fuera muy conocida por ser la cuna del expresidente Carlos Menem. La misma que enamora en cada paisaje con una cordillera desértica adornada como pintura por este hermoso cactus nativo llamado Cardón. En La Rioja se siembran casi 6 400 hectáreas de uva para la producción de vino y en Catamarca unas 2 500. En tintos, el varietal con mayor participación es el Malbec siguiendo la tradición del país, pero también se trabajan mucho las Cabernet Sauvignon, Bonarda y Syrah y ya en menor escala otras. En cuanto a las blancas, brilla mucho el torrontés riojano, variedad nativa de la zona, que integra la familia de uvas criollas.
VARIEDAD. Casualmente este Torrontes Riojano fue en este viaje una increíble sorpresa. Nace producto del cruce del Moscatel de Alejandría y la Criolla Chica. Tiene como resultado unos vinos de perfiles muy frescos, aromáticos y una acidez bastante equilibrada. Ideal para maridar con nuestro ceviche o unos mariscos a la parrilla. En copa se ve un amarillo pálido que en algunos casos tiraba para notas verdosas. Un resultado final del que los lugareños están realmente orgullosos y los motivos se reflejan en cada copa. Si hablamos del terroir, es tan bueno que muchas bodegas de las llamadas “grandes” de Mendoza, han empezado a apostar por algunas hectáreas e inclusive, también compran lotes a diferentes productores para usarlos en sus propios vinos. Al final, esto trae consigo que los productores aprendan mucho de las bodegas con más experiencia y a su vez busquen un mejor desarrollo de la uva.Dentro de las opciones que hemos podido probar durante el viaje, encontramos un espumante rosado de Bodega Chañarmuyo, con un interesante adn de 25% syrah, 25% viognier y 50% chardonnay y elaborado en método champenoise. Una bomba de la que trajimos una botella que espera su momento especial en casa. Un fabuloso cabernet sauvignon de Viña Famantina, del valle de Chilecito. Un robusto syrah de bodega Don Diego (Catamarca) y que rebalsa en personalidad. Hubo mucho más y espero pronto ver más bodegas de Rioja y Catamarca en nuestras góndolas. Sé que así será.Es importante resaltar, la producción de aceite de oliva en estas dos regiones. De hecho, La Rioja es una de las provincias olivícolas más relevantes con casi 24000 hectáreas plantadas. Muchas bodegas desarrollan este producto como otra unidad de negocio paralela al vino con resultados magníficos, con las variedades Arauco, Manzanilla y Arbequina. El producto terminado es de color intenso y con notable aroma afrutado, en boca fresco y con un ligero picante de final. La Rioja tiene todo para volverse un destino enoturístico completo en los próximos años e inversiones como la de la familia Chamas en Chañarmuyo son un claro ejemplo de que las cosas se vienen dando. Un pequeño hotel boutique con maravillosas vistas a su viñedo y al valle que dejan a más de uno boquiabierto. Sin dudas, un lugar mágico que recomiendo visitar.
Argentina no solo es Malbec, también es Cabernet Franc, Bonarda, Cabernet Sauvingnon, entre otros